domingo, 26 de octubre de 2014

Manos de barro. Oración del Alfarero.

Foto Internet


“Cuando Dios creó todas las cosas, dijo: Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza. Tomó un poco de barro e hizo una hermosa estatua. Pero era algo muerto, sin vida; tenía ojos pero no veía; oídos pero no oía; boca pero no hablaba; manos y pies pero no caminaba. Entonces el señor sopló el espíritu de vida en el rostro de esa estatua, es decir, creó  el alma y la introdujo en ella la cual se convirtió en un hombre vivo. Es el primer hombre, a quien Dios puso por nombre Adán, que significa “Hecho de tierra”.

El mismo Dios, Sabio entre los Sabios, no ignoraba   que las manos del alfarero eran capaces de dar vida, por eso escogió el barro para crear al hombre.

Guardo unas manos de barro, en el fondo sin fondo de mi caja de galletas.
 Manos que se demoran en la espera, porque ellas saben de la calma a la hora de dar  vida.
Manos que se funden con la tierra, manos que se alían con el agua. Tierra y agua a merced del  fuego de las manos.
Manos que tocan el alma de las cosas.
Manos que dicen palabras de amor.
Manos de carne que tocan lo divino.
Manos endurecidas que recrean con ternura el rito de la vida, en cada tinaja, en cada cántaro…en cada cacharro…
Benditas sean las manos de los alfareros, olleros, tinajeros de mi pueblo porque ellas  iluminan la tierra.


Mª José Vergel Vega

viernes, 24 de octubre de 2014

Dos poemas "pisanos".

Federico Martín Nebrás, el viejo maestro del canto y el cuento llama "pisanos" a los poemas que se asemejan en la forma a la Torre de Pisa. Os dejo dos de mi humilde cosecha de versos.


I
¡Oh dioses! Soy un hombre solo.
¡Níveas promesas del amor ausente!
Aunque me siento vencido,
sueño que alcanzo,
ilusión soñada:
¡Palabra!


II


¡Palabra,
ilusión soñada!
Sueño que abraza,
aunque me sienta vencido,
níveas promesas del amor ausente.
¡Oh dioses! Soy un hombre solo.

domingo, 19 de octubre de 2014

Haikus para caminar el Otoño

Otoño en Dauseda. Foto de Lorena Cabello Vergel

Alada luz
por la tarde de Octubre:
trino de pájaros.
Mª José Vergel Vega

jueves, 16 de octubre de 2014

Haikus para caminar el Otoño

Foto de Mª José Vergel Vega. Otoño en Dauseda


Busco en la tierra
el susurro del viento.
Callado círculo.

lunes, 13 de octubre de 2014

Haikus para caminar el Otoño


Pinta la lluvia
el lienzo de la tierra:
Verde rubor.

Dauseda después de la lluvia. Foto Mª José Vergel Vega

domingo, 12 de octubre de 2014

viernes, 10 de octubre de 2014

Dulce introducción al Otoño

Foto Internet

 El otoño, sin darnos cuenta, se va colando sigiloso en nuestras vidas. Nos vamos poniendo íntimos y acaba atrapándonos en su melancolía.
El otoño terminará por destapar los versos como quien destapa un regalo hermosamente envuelto.  Nos hará indagar dentro de nosotros, justo en ese rinconcito en que tenemos acomodada el alma, para buscar nuevas presencias, nuevos lugares…
Llegará el otoño con sabor a dulce de membrillo, hecho a fuego lento por manos amorosas…Aquí, entre nosotros, yo siempre le pongo un pellizco de canela, mientras espero paciente la llegada de esas otras manos que entienden de lecturas, manos que te leen lo mismo que un libro, manos como las de Sabines: “Tú eres como mi casa, /eres como mi muerte, amor mío”
El otoño del que hablo sabe de conjuros para despertar a los rapsodas, para soñar que en lo profundo de este tiempo se está gestando ya la primavera. Él hará sonar el cálamo y dará voz al poeta que encuentra en la caída de las hojas una nueva razón para seguir lo que dictan sus versos.
El otoño del que hablo nos llenará de ausencias y nos enviará labios para lamernos las heridas…porque él es amigo de un viento caprichoso que nos trae y nos lleva.
Y has de saber que  de nada te servirá resistirte.
 Abandónate y gime tu queja más dulce, igual que esa hoja que , confiada, se desprende de la rama buscando la amorosa caricia de la tierra, porque ha comprendido que se muere para poder vivir de nuevo.

Mª José Vergel Vega



domingo, 5 de octubre de 2014

Tiempo de manzanas


No hay mayor dicha que la que transmiten las almas cuando están conectadas. Entonces, la vida es tan dulce que desearías detener el tiempo. Hace algunos años , ¡ay que ver cómo pasa la vida!, escribí este "Tiempo de manzanas", cuya principal protagonista es Victoria Rodrigo. Hoy quiero compartirlo con todos cuantos aparecen en la foto y alguno más que no estaba físicamente,  pero sí en el pensamiento. Ójala nuestra vida sea larga y podamos compartir muchos momentos como el vivido el sábado en El Palancar.



Para Victoria, que nos enseñó el camino hacia ese tiempo de manzanas…

Hay una mariposa blanca revoloteando sobre la tapa oxidada de mi caja de galletas.
Cada vez que pasa esto, ya lo tengo comprobado, es que alguno de los recuerdos que vive dentro de ella, anda queriendo decirme algo.
Las mariposas blancas, sólo pueden traerte buenas noticias, ese es su trabajo”
Por eso, antes de nada, me he dispuesto a recrear la liturgia de abrir mi caja de galletas: la he calentado un ratito contra mi pecho; después, muy despacio, la he abierto y he mirado lentamente en el interior…un recuerdo malva y blanco se ha desperezado.
¡Hoy mi caja de galletas huele a manzanas!
No sabría deciros, perdonad mi ignorancia, de qué tipo son las manzanas que invisiblemente perfuman mi caja de galletas: las hay amarillas, verdes, rojas, moteadas, ácidas, dulces, crujientes…arenosas….
Todas esas manzanas conforman un tiempo que ha tomado posesión de mi caja de galletas.
Un tiempo de sonrisas, de trabajo que dignifica; de desvelos en  mitad de la noche, o en mitad del día…porque también los días se nos desvelan.
Hubo un tiempo de manzanas en que te diste y nos dimos a los demás.
No todo fueron manzanas dulces en el camino, también hubo manzanas ácidas, cosecha de algún momento en que nos sentimos desfallecer, y del que, no obstante, aprendimos que uno no cae si hay manos  dispuestas a levantarlo.