Estamos ante un nuevo 8 de Marzo que nos ofrece la
oportunidad de volver a reivindicarnos como piezas claves en el funcionamiento
del mundo. Y no podemos rendirnos.
Seguimos luchando por alcanzar la igualdad real.
Desgraciadamente cada vez se va haciendo más tarde para terminar con la brecha
de género. Tarde para solicitar que las sociedades del mundo abracen el
feminismo como única forma posible- la mejor- para transformar las relaciones
sociales, para lograr la igualdad real y para que cese cualquier tipo de
discriminación y abusos contra las mujeres. Porque como dice Ana Bernal
Triviño: “El feminismo salva y el
machismo mata”.
Llevamos siglos luchando por la igualdad real entre mujeres y
hombres. Todos y todas somos criaturas dignas de habitar este mundo, todos y
todas deberíamos tener la capacidad de poder tomar decisiones sin ningún tipo
de cortapisas.
No vamos a negar que se han alcanzado logros muy importantes,
pero también somos conscientes de que nos queda mucho por conseguir. Son muchas
las veces en las que el camino hacia la igualdad nos pone obstáculos que nos parecen
insalvables, muchas las veces que no
podemos con el cansancio de tanta losa
echada a las espaldas y se nos pasa por la cabeza la idea de desistir.
Todos y todas somos conscientes de la veta de odio machista
que se está generando en algunos sectores sociales y políticos, que tratan de
levantar un muro de intransigencia y de intolerancia hacia las metas por las
que ha luchado el feminismo y por las que, en definitiva, seguimos luchando.
Que no nos puedan ni el cansancio ni la intransigencia. Ni un
paso atrás.
Pese a que sintamos agotarse nuestras fuerzas, os invitamos a
seguir luchando por una sociedad más justa en la que la Igualdad sea una
realidad, pues al fin y al cabo esta lucha no va de denostar a unos para
encumbrar a otras, sino de que todos y todas estemos en el mismo nivel. La
lucha feminista va de ser iguales. Hombres y mujeres somos personas que
combaten la misma causa.
Llevamos andados muchos caminos para sacudirnos la maldición
de ser ciudadanas de segunda, para conseguir que se respeten nuestros derechos
de una manera real, para que se tomen en consideración nuestras valías,
nuestros talentos, nuestras ilusiones, nuestras metas.
Nos reivindicamos, pese al silencio de siglos al que hemos
sido sometidas, mujeres trabajadoras cuyo esfuerzo mueve el mundo. Mujeres
dignas e iguales que los hombres, con todo el derecho de luchar por nuestros
sueños. No tengáis la menor duda: si las mujeres avanzamos, el mundo avanza.
Nos acordamos hoy de las
mujeres , a las que de una manera u otra no se les permite salir a
manifestarse este 8 de Marzo, a las que no se les permite celebrar que somos
mujeres dignas y valientes.
Nos acordamos hoy de las mujeres víctimas de violencia de género. A las mujeres
se las sigue matando hoy por el mero hecho de serlo, se nos sigue violando, se
nos sigue callando. Hoy nos manifestamos también por vosotras, por vuestro
sufrimiento, y condenamos vuestras muertes injustas y crueles. En nuestros
labios llevamos vuestros nombres.
Recordamos hoy a tantas mujeres que son el sostén de sus
familias en medio de la crueldad de las guerras que asolan nuestro mundo.
Vuestros nombres también están hoy con nosotras: mujeres de Ucrania, de
Palestina, de Israel, de Burkina Faso, de Somalia, Sudán, Yemen, Myanmar,
Nigeria, Siria.
Nos acordamos de las mujeres en riesgo de exclusión social y
de todas aquellas que nuestro mundo, cada vez más deshumanizado, no tiene en
cuenta.
Que nadie nos arrebate el derecho de ser libres, de sentirnos
libres y capaces de cambiar el mundo, para que éste sea un lugar amable en el
que quepamos todos y todas. No caigamos en el desánimo, debemos seguir trabajando para poner en valor todo aquello por lo que
otras mujeres lucharon antes.
Decía Mary Wollstonecraft :”Yo
no deseo que las mujeres tengan poder sobre los hombres, sino sobre ellas
mismas”. Eso es lo importante, sentirnos empoderadas, creer que somos
capaces , que nuestro empeño nos llevará a alcanzar metas de justicia.
Que no nos paralicen ni el miedo ni el cansancio. Sigamos
saliendo a las calles a gritar que somos marea y que en cada una de nosotras
guardamos a todas y cada una de las mujeres. Una y todas en dulce armonía de
sororidad.
En este 8 de Marzo, sigamos uniendo nuestros pasos, sigamos
juntando nuestras manos para sembrar el feminismo de la esperanza.
Mª José Vergel Vega