domingo, 10 de marzo de 2024

Sembradoras de esperanza: Manifiesto 8M 2024

 


Estamos ante un nuevo 8 de Marzo que nos ofrece la oportunidad de volver a reivindicarnos como piezas claves en el funcionamiento del mundo. Y no podemos rendirnos.

Seguimos luchando por alcanzar la igualdad real. Desgraciadamente cada vez se va haciendo más tarde para terminar con la brecha de género. Tarde para solicitar que las sociedades del mundo abracen el feminismo como única forma posible- la mejor- para transformar las relaciones sociales, para lograr la igualdad real y para que cese cualquier tipo de discriminación y abusos contra las mujeres. Porque como dice Ana Bernal Triviño: “El feminismo salva y el machismo mata”.

Llevamos siglos luchando por la igualdad real entre mujeres y hombres. Todos y todas somos criaturas dignas de habitar este mundo, todos y todas deberíamos tener la capacidad de poder tomar decisiones sin ningún tipo de cortapisas.

No vamos a negar que se han alcanzado logros muy importantes, pero también somos conscientes de que nos queda mucho por conseguir. Son muchas las veces en las que el camino hacia la igualdad nos pone obstáculos que nos parecen insalvables,  muchas las veces que no podemos  con el cansancio de tanta losa echada a las espaldas y se nos pasa por la cabeza la idea de desistir.

Todos y todas somos conscientes de la veta de odio machista que se está generando en algunos sectores sociales y políticos, que tratan de levantar un muro de intransigencia y de intolerancia hacia las metas por las que ha luchado el feminismo y por las que, en definitiva, seguimos luchando.

Que no nos puedan ni el cansancio ni la intransigencia. Ni un paso atrás.

Pese a que sintamos agotarse nuestras fuerzas, os invitamos a seguir luchando por una sociedad más justa en la que la Igualdad sea una realidad, pues al fin y al cabo esta lucha no va de denostar a unos para encumbrar a otras, sino de que todos y todas estemos en el mismo nivel. La lucha feminista va de ser iguales. Hombres y mujeres somos personas que combaten la misma causa.

Llevamos andados muchos caminos para sacudirnos la maldición de ser ciudadanas de segunda, para conseguir que se respeten nuestros derechos de una manera real, para que se tomen en consideración nuestras valías, nuestros talentos, nuestras ilusiones, nuestras metas.

Nos reivindicamos, pese al silencio de siglos al que hemos sido sometidas, mujeres trabajadoras cuyo esfuerzo mueve el mundo. Mujeres dignas e iguales que los hombres, con todo el derecho de luchar por nuestros sueños. No tengáis la menor duda: si las mujeres avanzamos, el mundo avanza.

Nos acordamos hoy de las  mujeres , a las que de una manera u otra no se les permite salir a manifestarse este 8 de Marzo, a las que no se les permite celebrar que somos mujeres dignas y valientes.

Nos acordamos hoy de las mujeres  víctimas de violencia de género. A las mujeres se las sigue matando hoy por el mero hecho de serlo, se nos sigue violando, se nos sigue callando. Hoy nos manifestamos también por vosotras, por vuestro sufrimiento, y condenamos vuestras muertes injustas y crueles. En nuestros labios llevamos vuestros nombres.

Recordamos hoy a tantas mujeres que son el sostén de sus familias en medio de la crueldad de las guerras que asolan nuestro mundo. Vuestros nombres también están hoy con nosotras: mujeres de Ucrania, de Palestina, de Israel, de Burkina Faso, de Somalia, Sudán, Yemen, Myanmar, Nigeria, Siria.

Nos acordamos de las mujeres en riesgo de exclusión social y de todas aquellas que nuestro mundo, cada vez más deshumanizado, no tiene en cuenta.

Que nadie nos arrebate el derecho de ser libres, de sentirnos libres y capaces de cambiar el mundo, para que éste sea un lugar amable en el que quepamos todos y todas. No caigamos en el desánimo, debemos seguir trabajando  para poner en valor todo aquello por lo que otras mujeres lucharon antes.

Decía Mary Wollstonecraft :”Yo no deseo que las mujeres tengan poder sobre los hombres, sino sobre ellas mismas”. Eso es lo importante, sentirnos empoderadas, creer que somos capaces , que nuestro empeño nos llevará a alcanzar metas de justicia.

Que no nos paralicen ni el miedo ni el cansancio. Sigamos saliendo a las calles a gritar que somos marea y que en cada una de nosotras guardamos a todas y cada una de las mujeres. Una y todas en dulce armonía de sororidad.

En este 8 de Marzo, sigamos uniendo nuestros pasos, sigamos juntando nuestras manos para sembrar el feminismo de la esperanza.

Mª José Vergel Vega

martes, 30 de enero de 2024

ENERO: DIARIO DE PAZ

 





A mis niños y niñas de Fomento de la Lectura, les late la Paz dentro de la cajita del corazón.

Este mes de Enero, lo dedicamos a dejarnos envolver por lecturas que nos abrigaron de la desesperanza y la falta de concordia en un mundo que va perdiendo la humanidad a jirones.

Trabajamos la Paz sobre un total de nueve lecturas que merecen un rinconcito especial en nuestra Biblioteca y en nuestro corazón.

El regalo de tío Oso (nos lo contó de manera divertida Beatriz Montero en su canal de Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=GIYzM13ar8c  Se trata de un precioso cuento coreano sobre el regalo especial de la amistad.



Wangari y los árboles de la Paz, una historia real escrita por Jeanette Winter que encotraréis en la editorial Ekaré. A través de este cuento, conocimos un poquito más a una de las mujeres que más nos gusta recordar en clase, a la ecologista y Premio Nobel de la Paz en 2004, Wangari Muta Maathai. Aprendimos con su historia que para que la Paz conquiste nuestro mundo, hemos de cuidar la naturaleza, la casa d la Madre Tierra, ponerla bonita y habitable. Esto no es nada fácil, pero es posible conseguirlo con la voluntad y el esfuerzo de todos. Juntos somos más fuertes.

¿A qué sabe la luna? , un texto de Michael Grejniec publicado por Kalandraka. Se trata de un tierno cuento sobre unos animalitos que suman sus esfuerzos para intentar probar el sabor de la luna. Una luna juguetona, que se acerca y se aleja a su antojo y que al final, no sabemos si queriendo o sin querer, se deja probar por el pequeño ratoncito que ofrece a todos un mordisquito del pedacito que ha conseguido arrancar a la luna. ¿A que cuando compartimos, todo  nos sabe más rico?

Donde late el corazón, una historia de Satoe Tone editada por Planeta, que nos cuenta las aventuras de unos tiernos gatitos, a los que nosotros bautizamos como Negro y Blanca, en honor a su color. Negro quiere conseguir todas las luces que se reflejan en el agua para impresionar a Blanca. Tiene que aceptar que es imposible. Blanca lo hace mirar hacia arriba. Allí están las luces que tan esquivas se mostraban en el agua. Todos y cada uno de nosotros tenemos una o varias estrellas en el cielo, sólo hay que saber mirar con los ojos del corazón y dejar que nos conecten unos a otros con sus hilos invisibles.

¡Yo, pimero! Escrito por Helen Lester editado por Planeta. Nos cuenta la historia de Pinkerton, un cerdito arrogante y prepotente que quiere ser el primero en todo, sin importarle a quien se lleve por delante. Hasta que un día conoce a un pequeño y extraño ser con una verruga en la nariz y pelos en los pies que consigue reconducir su actitud. Pinkerton comprende que no ser el primero siempre tampoco es el fin del mundo y que respetar el espacio del otro es fundamental para una convivencia pacífica y plena.

La bibliotecaria de Basora escrita por Jeanette Winter en la editorial Juventud. Nos cuenta la historia real de Alia Muhammad Baker, bibliotecaria de la ciudad de Basora durante la ocupación de Irak. Su biblioteca era la casa a la que todos iban para pasar ratos agradables en compañía de los libros. Alia, con ayuda de algunos amigos y vecinos,  salvó sus queridos libros de la destrucción de la guerra. Las bibliotecas y los libros son un puente que nos une a la vida y la amistad , por muy difíciles que sean los tiempos que nos toque vivir. Cuentan que en el Corán se refleja que lo primero que Alá le dijo a Mahoma fue: “Lee”.

La pequeña intolerancia escrito por Mar Pavón y editado por Tramuntana. Esa pequeña intolerancia, del tamaño de una mosca, persigue a toda costa, instalarnos en el odio, cosa que es demasiado fácil en el mundo en el que vivimos. Por eso es necesario conocer las pequeñas intolerancias que nos asedian cada día, para evitar caer en la negrura de una vida que no respeta a quienes tenemos al lado. Los niños decían que esto no era un cuento, que era la vida real.

De la pluma de Susana Gómez Redondo y de la editorial Takatuka recibimos El día que Saída llegó para buscar con ella las palabras mágicas que nos permitieran entendernos aun siendo diferentes. Decidimos con ella y con su amiga tirar por la borda para siempre la palabra FRONTERA.

Imagine, un cuento publicado por la editorial Flanboyant llenos de imágenes deliciosas que ilustran con detalle las palabras escritas por John Lenon en la canción del mismo nombre. Decidimos que, definitivamente, tenemos que seguir soñando sin descanso un mundo en PAZ.

También hubo tiempo para nuestro Taller de Escritura Creativa. Esta vez, mis grumetas aprendices de escritoras escribieron unos acrósticos que son una maravilla a partir de la expresión “LA PAZ”.

Silvia Mocholí Utrera escribió:

La vida es como un libro y el nuestro lo leería mil veces.

Ama a alguien que te de seguridad y confianza.

 

Para aliviar todo el dolor que me embarga, te necesito a ti.

Amor, has sido mi prioridad y siempre lo serás, aunque me duela, te tengo que soltar.

Zarparía contigo lejos de aquí, en un barco que nadie pueda seguir.

 

Y Laura Cordero Núñez:

La niña vestida de rosa que escribe cuentos en prosa.

Aviones de colores llenan el cielo con mil sensaciones.

 

Palo palito, convierte la Paz en un tesorito.

Almendras, ¡hummmm!, cómo me gustaría tener algunas muestras.

Zapatillas con tambores despiertan nuestros corazones.

 

Ójala estas historias prendan en el corazón de cada uno de nosotros y seamos capaces de tener la valentía para defender nuestro derecho indiscutible a vivir en PAZ. Nosotros, por si llegaran momentos de desfallecimiento, nos guardamos en los bolsillos semillitas de PAZ, que sigue enviándonos con su recuerdo y ejemplo nuestra “Sembradora de Agua”, Wangari Maathai.

Mª José Vergel Vega

 

 


sábado, 27 de enero de 2024

Pescueza: El latido del viento.

 



“Donde el corazón ama, el viento late”.

El estribillo de una de las hermosas canciones de MAPA -¡qué dulzura en la voz y en palabra!-, me acompaña desde ayer por la tarde. No hay forma de sacarlo de la cabeza, ni ganas de que se vaya.

Se dijeron tantas cosas bonitas salidas directamente del corazón en el pequeño pueblo de Pescueza, que me ha costado trabajo decidirme por una de ellas para echar a rodar las palabras por el papel en blanco y armar mi humilde defensa de lo que muchos consideramos justo.

Me cuesta trabajo discernir por qué se ponen tantos peros a proyectos que funcionan y hacen un bien incuestionable a la comunidad en la que se llevan a cabo. Proyectos referentes a nivel nacional y europeo.

¿Por qué estorban “Quédate con nosotros” y “El Festivalino”? ¿Por qué se les reduce considerablemente su financiación?

A mi modo de entender, creo que la política debería respetar siempre una máxima sagrada: lo que es bueno para los vecinos y vecinas, aquello que une y hace pueblo, no se toca. Ni por unos ni por otros, me da igual el signo político.

Algunas formas de hacer política, se empeñan en vaciar cada vez más esa España desatendida, concepto que salió de los labios  de Andrés Rodríguez y que a mí me gusta más que “España vaciada”. Qué pena que no sepan apreciar lo que endulza la miel de las pequeñas cosas, ese regusto sosegado que deja en la misma entraña.

Como en algún momento de su discurso dijo Carlos Goñi, no podemos consentir que nos traten como números, despojados de todo sentimiento. Tomás Moreno lo explicó muy bien: hay que poner en valor a las personas, lo que cada una significa para esos proyectos en los que está implicado todo el pueblo, chicos y grandes, con nombres y apellidos. Sólo existe aquello que es nombrado, por eso hay que seguir nombrando a todas y cada una de las personas que encarnan estos modelos de vida. Cuando las ideas se hacen carne, se convierten en proyectos sagrados.

Hay que seguir nombrando a los pescozanos y pescozanas que casi en su totalidad, integran la Asociación de Amigos de Pescueza quienes, con mucho esfuerzo y dedicación  se ocupan de dar forma a la filosofía de vida de “Quédate con nosotros”, de que ningún vecino se sienta solo. Son una piña y lo demuestran a diario. Su lema es cuidarse unos a otros. A los pequeños no se les escapa que en sus mayores reside la sabiduría del libro de la vida, y esa es la verdadera .

Pescueza lleva tiempo apostando por la Cultura, las tradiciones, la defensa del medio ambiente, el poder de unión y sanación de la música que nos hace no perder el norte como canta Niño Índigo, la atención centrada en la persona, el envejecimiento activo al que aludía esa mujer vital que es Manuela Carmena, la intergeneracionalidad, el atajar las “soledades no deseadas” llevando a cabo “políticas artesanas y de cercanía, teniendo como espejo el rostro de las personas”, como defiende cada vez que tiene ocasión esa mujer tan de verdad, tan auténtica, que es Matilde Fernández.

Todo ello y mucho más para hacer de este pequeño pueblo, un lugar vivo, lleno de una ternura por los mayores que nos humaniza.

Pescueza es un pueblo en el que nunca te sientes solo, enseguida te acogen y te envuelven en una red tejida de cariño y sonrisas. Hay que defender siempre la alegría como si fuera una trinchera, que decía el viejito Benedetti, y alegría fluye de manera incansable por los proyectos que son la seña de identidad del pueblo de Pescueza: “Quédate con nosotros” y “El Festivalino”, como muy bien decía Tina, su emocionada Alcaldesa.

El horizonte siempre queda lejos, pero ha de servirnos para seguir caminando, para seguir luchando para que lo que es de justicia se tome en cuenta y se sigan manteniendo estos proyectos vitales para que los pueblos no se mueran, para que sigamos avanzando hacia un progreso sostenible en el que el bien y la felicidad de las personas se antepongan a cualquier otra cuestión. O como decía el gran Carlos Goñi: “Lo primero va antes”.

Mª José Vergel Vega




lunes, 22 de enero de 2024

Palestina: la luz de los mártires

 



¡PAREMOS EL GENOCIDIO EN PALESTINA!

Ayer, 20 de Enero, RESCOP ( Red Solidaria contra la Ocupación de Palestina), convocó diversas movilizaciones en numerosos pueblos y ciudades de todo el país.

Desde la Comisión 1º de Mayo de Torrejoncillo quisimos sumarnos a esta importante convocatoria. Un grupito de personas nos reunimos a las 18:00 h en la Plaza Mayor de nuestro pueblo, con la intención de sumarnos al dolor que siente el pueblo palestino, con quien se está cometiendo-vamos a llamar a las cosas por su nombre- un genocidio terrible y despiadado a manos de Israel, con el beneplácito de otros estados.

Me gustaría desde estas lineas lanzar una reflexión. Dentro de unos días, saldremos a celebrar el Día Internacional de la Paz y la No Violencia. Se montarán vistosas actividades en cada uno de los colegios e institutos de nuestro entorno, nos volveremos locos dando likes a las miles de publicaciones que circularán por internet, buscaremos como posesos canciones para “¿celebrar?  la Paz…Si nos quedamos solo en eso, es que no entendemos ni por asomo, el significado de la palabra PAZ.

No deberíamos permanecer insensibles ante la tremenda atrocidad que se está cometiendo con Palestina. Las cifras son mareantes: más de 23.000 personas asesinadas (más de 10.000 son niños), más de 8.000 personas desaparecidas y dos millones de personas desplazadas de sus hogares; dos millones de “sin tierra” vagando a nuestro alrededor como fantasmas.

Me causa una tremenda pena escribir esto. Desde mi punto de vista, en el  mundo hay conflictos de primera y de segunda, ciudadanos de primera y fantasmas a los que volvemos invisibles con nuestra indiferencia. Todas las guerras son igual de terribles, absolutamente todas. Todas causan muerte, destrucción, dolor incurable, miseria, deshumanización. En las guerras nadie gana, o nadie debería salir ganando.

Nos duele Palestina. Por eso salimos ayer a manifestar nuestra condena por esta guerra injusta en la que están muriendo tantos inocentes, semejantes nuestros, no lo olvidemos.

Palestina es una madre que acoge a sus hijos sobre el dolor y la ruina.

Palestina es la tierra de los sin tierra, los invisibles a los ojos del mundo.

Palestina es la muerte que gime y escarba en nuestro corazón de piedra.

 

Palestina es la patria de hombres, mujeres y niños que reclaman su derecho a ese cachino de paraíso que todos merecemos en este mundo. También el pueblo palestino.

Nosotros, que tenemos la suerte de estar vivos, tenemos la obligación de contar la historia de Palestina tal y como es: terrible y descarnada. A los palestinos se les está exterminando indiscriminadamente, como si fueran alimañas y eso, en ningún lugar del mundo, deberíamos consentirlo.

Fuimos poquitos los que ayer acudimos a la llamada de RESCOP y Comisión 1º de Mayo, para detener el genocidio en Palestina. Poquitos pero con el corazón dispuesto a abrigar a tanta gente, semejantes nuestros vuelvo a repetirlo, a los que la semilla del odio de dirigentes sin escrúpulos, asesinan diariamente.

En el transcurso de la concentración se leyeron textos desgarradores de autores y autoras palestinos. Algunos muertos por la sinrazón de la guerra , cuyos textos se nos antojan  hoy oraciones que piden a gritos que desde esta parte privilegiada del mundo, nosotros que tenemos patria y una vida digna, no los olvidemos.

 

El primero de los textos que os dejamos, es obra de la escritora gazatí Heba Kamal Abu Nada, asesinada en un bombardeo en Gaza. Escribió este poema la noche anterior a su muerte.

 

La noche en la ciudad es oscura

Excepto por el brillo de los misiles;

Silenciosa,

excepto por el sonido del bombardeo;

Aterradora,

Excepto por la promesa tranquilizadora de la oración;

Negra,

Excepto por la luz de los mártires.

Buenas noches.

El segundo de los textos fue escrito por Refaat Alareer, muerto en un bombardeo en Gaza junto a su familia el pasado 6 de Diciembre de 2023.

 

Si he de morir,

debes vivir

para contar mi historia,

para vender mis cosas,

para comprar un trozo de tela

y unas cuerdas,

(hazla blanca con una larga cola)

de manera que un niño, en algún lugar de Gaza, mientras se refleja el cielo en sus ojos,

espera a su padre, que partió en un fulgor—

y no se despidió de nadie,

ni siquiera de su carne,

ni siquiera de sí mismo—

observa la cometa, mi cometa que hiciste,

/volando allá arriba

y piensa por un momento que allí hay un ángel que restituye el amor.

Si debo morir,

que traiga esperanza,

que sea un relato.

 

Nosotros que estamos vivos, seamos la voz de los muertos. Cosamos cometas blancas para que sean ellas las que vuelen por el cielo de Palestina en lugar de las bombas, cometas blancas con una gran cola de esperanza. De nosotros depende que no se apague la luz de los mártires en esta guerra injusta.

Ójala que un día nos reunamos para celebrar verdaderamente la Paz y la Concordia entre los pueblos.

 Mª José Vergel Vega

Artículo publicado en Torrejoncillo Todo Noticias



domingo, 14 de enero de 2024

Romance del príncipe violinista

 



Les voy a contar la historia

de un príncipe singular,

que no tenía caballo

y nunca quiso reinar.

 

Aquel príncipe portaba

la corona de papel,

no vestía caras ropas

ni tripulaba bajel.

 

Era un príncipe sencillo,

virtuoso del violín,

llegaban sus serenatas

del uno al otro confín.

 

Un día se fue muy lejos

a tocar sus partituras.

Su reino, que no era reino,

enfermó de la amargura.

 

Entre Mozart y Beethoven

la vida se le pasaba,

ni se acordaba del reino

que sin él tan triste estaba.

 

Pasó el tiempo y llegó carta

una serena mañana.

Alteza: vuelva usted pronto,

mucho le echamos en falta.

 

Sus padres están muy tristes,

la pena les atenaza;

si usted no regresa en breve,

la muerte los arrebata.

 

Compungido quedó el príncipe

ante tamañas palabras,

metió el violín en su caja

y volvió de madrugada.

 

Cuando despuntaba el día

en todo el reino sonaba

la melodía más bella

que los siglos recordaban.

 

Sanó el rey, sanó la reina,

ya todo el reino sanaba.

Una dulce melodía

alegres los despertaba.

 

 

Y hasta aquí llega este cuento

del príncipe violinista;

ójala el mundo estuviera

gobernado por artistas.

Mª José Vergel Vega

martes, 28 de noviembre de 2023

Amor con amor se paga

 


Tuve entre mis manos este verano, cuando los días se estiraban ociosos, un librito que desde entonces vive en mi corazón: “Las virtudes del huerto” de Pía Pera.

Como muy acertadamente reza el subtítulo: “Cultivar la tierra es cultivar la felicidad”.

Cuidar de un jardín, de un huerto por pequeño que sea, es cuidar de una parte del mundo, del cachino de paraíso que te ha tocado en suerte. Y voy más allá, quizá lo más importante sea que cuidando de esa tierra o de ese jardín, estamos cuidando de nosotros mismos.

Al trabajar en un jardín o en un pedazo de tierra, se cultivan los terrenos de la mente y del corazón, en los que, con bastante asiduidad, crecen las malas hierbas a poco que nos descuidemos.

Anoto en este instante un aforismo de Montaigne: “Si algo nos gusta, no es probable que nos perjudique”. Dicho en el roman paladino que se habla por estas tierras : “Cada uno con su gusto, engorda”.

Pía nos habla directamente a nuestro sentir. Utiliza palabras que todos entendemos, en mi casa siempre decían que el oficio del campo tenía las letras muy gordas. Nunca estuve muy de acuerdo con la afirmación. Mimar la tierra para que germine y produzca los frutos deseados, requiere conocer muy bien los entresijos de este oficio tan duro, además de poner quintales de amor en todas las tareas que entraña el trabajo en el campo. Todo esto lo saber muy bien Pía Pera.

Las páginas de este precioso libro están plagadas de poesía. Una se imagina a Pía en todo momento con su escudo de armas de jardinera, como ella llama a la regadera, yendo de un lado a otro del jardín dejando caer gotitas de vida sobre sus plantas.

No me resisto  a copiar aquí, para compartirlas con vosotros, estas bellas palabras de la autora, palabras que brotan de la observación amorosa de la tierra que le rodea:

“En invierno, el hayedo es un bosque que habla de transitoriedad, cuya belleza desnuda provoca escalofríos”.

Nosotros, hombres y mujeres, también somos como árboles que van cambiando con el paso de las estaciones, aunque últimamente es la urgencia la que marca nuestra pauta de vida y no saboreamos con la requerida delectación el paso del tiempo.

¿Qué tal si detenemos la prisa y nos dejamos seducir por el paso lento de las estaciones en la naturaleza? Si respetamos sus ritmos, comprobaremos que de  “la oscuridad brota la luz”, que las hojas han de caerse para que se renueve el árbol y éste pueda dar sombra y frutos.

Un jardín recoleto o un pequeño huerto nos permiten dejar atrás, aunque solo sea por unos momentos, este mundo robotizado, repleto de gestos mecánicos que nos hacen un poco más artificiales y menos humanos.

Nuestra jardinera de palabras nos propone dejar por un momento la desbrozadora, artefacto agresivo que engulle la lentitud, y volver a la guadaña, que ejecuta la danza del campo con el sol como testigo y el viento resfrescando la piel.

Los jardines, los huertos son la cura perfecta para quienes adolecen de soledad. Los mil y un seres amables que habitan esos espacios nos consuelan haciendo que desaparezcan los pedacitos de pena que la vida nos deja pegados en el alma.

“La soledad del jardín no es aislamiento. Al contrario. Entre las plantas, cuidando de ellas, se tejen hilos invisibles que nos conectan a la red de la vida”.

Cierra los ojos en medio de tu jardín o de tu huerto, comprobarás que guardan un aroma a paraíso perdido, a aquel jardín del Edén en el que alguna vez viviste. Los jardines, los huertos, son el origen mismo y primigenio de la vida. Ellos seguirán viviendo más allá de nuestra muerte. Nos sobrevivirán, y en esa sobrevivencia, habrá un pedacito de nosotros, porque amor con amor se paga.

Recuerdo, mientras escribo estas líneas, a mi padre, campesino de vocación y jardinero de nuestras vidas.

Su último año, consciente de que sus días estaban contados, lo dedicó a sembrar árboles y flores. Aún sigue siendo dolorosa su pérdida, pero a nosotros nos consuela saber que se marchó contemplando la grandeza del jardín que había creado. En él nos dejó, como un milagro de amor, plantas llenas de vida, esa que a él se le escapaba. Árboles y flores llevan y la conservan todavía la esencia de lo que era mi padre.

Cada vez que recalo en el paraíso de mi infancia, y me siento bajo los árboles que él plantó como un regalo de vida, siento que sus manos invisibles mueven sus ramas y acarician sus frutos.

Parte de lo que fue sigue viviendo cada estío entre el perfume intenso de los dondiegos, plantados hace una eternidad en el jardín de entrada a la casa. Al abrigo de su perfume, nos contó alguna vez, se había enamorado de mi madre. Y al mismo abrigo, decidieron emprender una vida juntos.

La vida que él plantó cuando la suya se acababa, hoy nos sana las heridas.

Si levanto la vista y miro al horizonte, aún puedo verlo, erguido como un massai, contemplando la belleza de su creación: el mundo en miniatura que creó para nosotros y sus nietos.

 Mª José Vergel Vega

sábado, 4 de noviembre de 2023

CULTURA ES HUMANIDAD

 







Son unas cuantas las cosas que necesitamos para crecer sanos y humanos.

Por supuesto, necesitamos estar bien alimentados y bien vestidos, cosas que obviamos en esta sociedad consumista y opulenta en la que nos ha tocado vivir. Tenemos derecho a una sanidad pública, que nos mantiene en unos buenos niveles de salud. Nos sentimos queridos y protegidos por nuestros semejantes, aquí lo de la obviedad es discutible, lo asumo.

En fin, en esta orilla privilegiada del mundo, tenemos nuestras necesidades básicas  bien cubiertas o, al menos, de una manera más que aceptable.

Pero no sólo de pan vive el hombre, ya lo dijo aquel Mesías que vino a salvarnos, y que, a tenor de las circunstancias que envuelven a muchas partes de nuestro mundo, tiene que estar arrepintiéndose de cada paso dado en nuestro favor.

Para crecer sanos y humanos, subrayo ahora lo de humanos, nos hacen falta buenas dosis de Cultura, y en esta palabra englobamos: educación, convivencia, tolerancia, saber estar, respeto por el lugar en el que vivimos que aún nos brinda cobijo y alimento, a pesar de que pasamos por él como elefantes en cacharrería…y otra serie de valores fundamentales que nos apuntalan el espíritu.

“La Cultura es todo lo que constituye nuestro ser y configura nuestra identidad. Hacer de la Cultura un elemento central de las políticas de desarrollo es el único medio de garantizar que éste se centre en el ser humano y sea inclusivo y equitativo”.

Me gusta mucho cómo define la UNESCO la Cultura, porque creo que la nombra madre de aquello que de verdad nos hace humanos.

En todo caso, y recordando a Federico, es más importante tener medio pan en una mano y un libro en la otra, a tener el pan entero y que el libro se nos caiga de las manos.

Diréis que a qué viene todo esto. Os diré que viene a la desazón con la que salí anoche del Concierto Didáctico “Princesas y Sombras”, que nos ofreció CIRCA en Valdencín, a través de las Asociaciones de Universidades Populares de Extremadura (AUPEX), que llevan muchos años haciendo una labor encomiable por traer la Cultura a nuestros pueblos, por pequeños que sean.

“Princesas y Sombras” es una de esas obras maestras que todos deberíamos disfrutar, chicos y grandes. Es un espectáculo entrañable que aúna literatura, arte y música.

La actriz Laura García nos fue llevando de manera delicada por los textos de Pulgarcita, La bella durmiente, El príncipe sapo, Blancanieves y Rosaroja, Cenicienta…historias clásicas que nos llevaron al regazo de nuestras abuelas , donde duermen a salvo  los afectos infantiles.

Todo ello, arropado por la magia de Sergio Thuiller, el pianista que nos fue guiando por la música envolvente de Debussy.

Por si esto se les hace poco, palabra y música se apoyaban en el trabajo visual de la pionera del cine de animación Lotte Reinigger, creadora de películas, que son artesanía pura, llevadas a cabo a través de las técnicas  inspiradas en el teatro de sombras chino.

Suena impresionante, ¿verdad? Pues realmente lo fue.

¡Qué pena ver sólo dos niños en el espectáculo!, cuando es una propuesta pensada especialmente para ellos.

¡Qué pena ver unos pocos adultos!, cuando las historias que nos fueron ofrecidas tuvieron la capacidad de hacernos niños de nuevo.

¡Qué desazón  no ver la implicación de las instituciones, las más inmediatas, pues son ellas las que deben cuidar y engrandecer la Cultura. Si de verdad apostamos por la Cultura, tenemos que honrarla con nuestra presencia.

Vamos a agarrar fuerte el libro con las dos manos para que no perdamos el norte de lo que nos hace llamarnos humanos.

La Cultura es Humanidad. Quien la probó, lo sabe.

Mª José Vergel Vega

martes, 24 de octubre de 2023

Leer para encontrarnos




 Suelo buscar en la lectura un remanso de silencio. Acudo a ella para acallar los gritos del mundo.

Ahora que el tiempo se me estira, he vuelto a las lecturas que tenía pendientes.

No sé muy bien la razón de haber leído seguidos : Si esto fuera una novela de Pilar Galán y Volver a dónde de Antonio Muñoz Molina.

Supongo que necesitaba saldar cuentas conmigo misma, con mi memoria y con la memoria de lo cotidiano.

Alrededor de las palabras de Pilar y Antonio vuelan los vencejos. Un perfume a dondiegos me hace sonreir, reconquistando el paraíso azul de la infancia.

Reflexiono con Antonio sobre lo mucho que esperábamos que nos enseñara la pandemia en términos de solidaridad y lo poco esponjas que hemos sido. Hoy ya ni nos acordamos que un bicho nos mantuvo noqueados durante una buena parte de nuestra vida. ¿Dónde quedó aquella sintonía de amistad que sucedía cada tarde, puntualmente, y que brotaba de ventanas y balcones?

Doy vueltas también a la idea de Pilar de escribir para  mitigar el dolor, para reconciliarse con una misma y con la memoria de los que ya no están, pero siguen estando.

Los libros siempre nos ofrecen una pausa en medio de esta maraña que es el tiempo. Nos ofrecen una parada para apartar las malas hierbas, para separar el grano de la paja. Una parada para pensarnos y reconocernos, para revestirnos de nuevo de ese hábito de humanidad que hemos ido perdiendo.

Mª José Vergel


viernes, 13 de octubre de 2023

Cuando ya no sea yo

 


El pasado 21 de Septiembre celebramos el Día Mundial de Concienciación sobre el Alzheimer.

A los que aún conservamos nuestros recuerdos y disfrutamos del tamiz maravilloso y necesario de la memoria, nos queda celebrar cada día ese maravilloso maná: el de volver a pasar por el corazón todo lo vivido, a fin de cuentas eso es recordar.
Pero nos queda algo aún más importante por hacer: salvaguardar los recuerdos de aquellos a los que esta enfermedad les ha privado de la capacidad de recordar..
Quiero recomendaros una preciosa lectura, escrita en primera persona por Carme Elías, actriz y escritora, enferma de Alzheimer.
" Cuando ya no sea yo" es un texto delicioso, sencillo, cercano, real, necesario para conocer cara a cara, y de primera mano, esta enfermedad caprichosa y cruel.
Recomiendo también la entrevista que hizo Carlos del Amor en su espacio " La matemática del espejo" a Carme Elías.
Me apunto un pensamiento de Carme, que viene a decir que lo importante no es resistir, sino persistir. Lo importante es vivir el presente, exprimir la vida mientras le quede jugo y seamos capaces de saborearlo.

Mª José Vergel

EL CUARTO DE LA PLANCHA





 Cuando me lo permiten las circunstancias, suelo estirar el tiempo dulce del desayuno y dedicarme a disfrutar el placer de las pequeñas cosas. Uno de esos placeres es para mí la lectura. Los libros nos abrigan el corazón y nos hacen ver más claro el camino.

Os recomiendo " El cuarto de la plancha" de Inma Chacón. Un libro entrañable, construido desde los recuerdos , desde la memoria de los que amamos. Un libro escrito desde el dolor de las pérdidas, pero también desde la esperanza en la sabiduría de la vida, esa maestra que nos lleva por la senda que nos conviene, aunque a veces no termine de gustarnos del todo.

Mª José Vergel