lunes, 23 de diciembre de 2013

Palabras para Mandela

Ésta es una oración para celebrar la vida, para creer que otro mundo es posible.


Imagen cedida
Hubo una vez un hombre de eterna sonrisa y abrazos grandes que llenó este mundo de palabras de esperanza, con las que resembró la tierra que habitamos.

Llevaba por nombre Nelson Mandela, y duerme ya bajo la verde pradera de África.

Habéis de saber que siempre fue libre y que se empeñó en hacer más libres a los hombres.

Duerme tranquilo, Tata Madiba: ¡Ójala que en los ojos de todos los pueblos de la Tierra fructifique tu legado!


Merece descansar aquel que creyó en sus sueños y tuvo el coraje de cumplirlos.

Mª José Vergel Vega

jueves, 28 de noviembre de 2013

Mi Niña Flamenca


Hace un año nos hizo disfrutar con un espectáculo de una calidad impresionante: "Arquilleja Pura". Comparto este pequeño acto de amor que le escribí a Miriam hace un tiempo, y lo hago en estos "Cuadernos" porque ella , su mamá Carmen y todos los Arquillejos y Arquillejas que tengo el enorme gusto de conocer y de querer, son "Dausedianos" como servidora.

Jugaba la luna por los cañaverales de Dauseda; al fondo, eterna, seguía soñando la Casa de las Sirenas. Yo garabateaba con nocturnidad-siempre tuve esa costumbre- nombres en la arena. Un guiño descuidado,  me hizo aquella que pasea por las barandas del cielo, y,  entonces, decidí que debía escribirte estas cuatro letras.

Has dejado atrás el cielo de Tokio, ese que decías que no te dejaba ver las estrellas. Ahora contemplas el cielo de Madrid, donde para tí se rasgan las nubes y aparecen las lucecitas de todos cuantos te guardan desde allá arriba que, bien pensado, no debe ser mal sitio.
Desde Madrid sí se ven las estrellas; y  ella sabe bien que hay razones para creer y confiar en ellas.
Yo la llamo “mi niña flamenca”. Otras veces me viene el capricho de decirle “mi cielo”. Pero acabé por nombrarla “mi ángel bueno”, ese que me cuida aunque nos separen distancias estelares. No hay distancia que no cubran las alas de un ángel tan sensiblemente humano.
Dice que bailar la salva del desaliento, del dolor que pone en el corazón, ¡ay!, algún amor traicionero.
Mi niña flamenca oye las voces de la tierra, voces campesinas que  le recuerdan que nuestras vidas son la suma de muchas otras vidas: las que fueron, las que son y las que serán.
Mi niña flamenca me revoluciona por soleares la vieja caja de galletas en la que guardo, entre envoltorios de caramelos- una colecciona cosas extrañas-,  su recuerdo.
Ella tiene los ojos grandes y risueños, expertos en cornás y desengaños. Pero a pesar de ello sonríen y son  capaces de reparar los agujeros  negros, los lunares oscuros que cada quien lleva en el alma.
Mi niña flamenca es una loquita que habla sin parar. Ella es mi loquita. Es ese remanso en el que reposan las cosas que mi corazón no puede guardar él solo, esas cosas que descompensan mis sístoles y diástoles.
Dice que es un poco bruja, y debe ser verdad; aunque ya os digo yo que es bruja despistada. Alguna madrugada he sorprendido a su sonrisa colándose por las rendijas de mi ventana.
-¡Mi niña, vamos a hacer un conjuro para cuantos chuflas, chufloides, palmeros y demás acompañamiento, quiera fastidiarnos el karma!
-¡Pues vamos allá, mi arma!, le digo yo remedando con las manos ese salero que se gasta.
¡Tontita me pone cuando baila! Sabed que me pinta de azul el cielo y es capaz de ponerme de nuevo en el camino necesario de la poesía.
Y , en estos tiempos en que la noche se empeña en hacerse eterna, es bueno tener a mano a una niña con bata de cola que va sembrando flores allá por donde pasa.
Mi niña flamenca es capaz de reparar alas rotas y balsas golpeadas. Ella puede dar fe conmigo de que Ícaro no  es tan vulnerable como parece. Y yo sé que hay veces que siente su corazón dolido, porque que no nos cuenten milongas: el corazón duele, y mucho. Por intenso que sea el dolor, ella nunca olvida que amor con amor se paga.
Porque ella sabe de decepciones y de ojos traicioneros, pero se cura bailando…Y baila… y baila hasta que vuelven a nacerle alas, y se siente renacer de nuevo.
¡Baila, mi amor, no dejes de hacernos soñar! Porque cuando bailas, soy capaz de imaginar que existe otro mundo humano, sencillo, a nuestra medida de seres imperfectos, corrientes y molientes, a los que les puede el corazón y la utopía.


 Mª José Vergel Vega

NOTA: La foto es de Ismael Duarte Santos.

jueves, 14 de noviembre de 2013

Fantasmas

A la vida, miren ustedes, la conozco de vista. A veces, pasa por mi lado, me roza con manos suaves y me da por escribirle bellas palabras.
Soy capaz de ignorarla cuando se pone pesada y me pide, insistentemente, que tome tierra en este presente  lleno de lodos.

Esta mañana, cosas de la vida, al abrir un cajón, aparecieron sus ojos.

Mª José Vergel Vega

viernes, 6 de septiembre de 2013

"El Carro"

Recuerdo las noches de domingo que regresábamos del pueblo a la casa en Dauseda.
Siempre lo hacíamos al abrigo de las estrellas.
Soñábamos que el viejo coche era un avión y sacábamos los brazos por las ventanillas. Mi brazo era fuerte y siempre vencía al viento, aunque a veces me lo ponía difícil. Mi hermano sacaba el suyo por la otra ventanilla, porque un avión verdadero ha de tener dos alas.
-¡Niños, los brazos dentro, que no quiero ningún manco en mis dominios!, decía mi padre que, como buen labriego, sabía que en el campo todos los brazos son pocos.
En aquel coche no teníamos música ni radio, pero ni falta que nos hacía. La banda sonora de nuestros regresos dominicales a Dauseda la ponían los grillos, alguna lechuza que ululaba por los tejados y los perros que toda la vida de Dios, han aullado  a la luna.
Todo el camino nos acompañaba el “Carro”, navegando en el río de leche del Camino de Santiago. Y apostábamos: ¿Qué te apuestas a que cuando lleguemos a casa nos está esperando ¿, le decía a mi hermano…
Y, en efecto, cuando llegábamos al portal, allí seguía el carro, eterno navegante por un cielo plagado de estrellas. Al detenerse el coche, se detenía el carro…
-¡Te lo dije!, ahí está esperándonos.
-¡Qué pena que por la mañana  no siga ahí, para llevarlo a la era!, soltaba irónico mi padre.
Y mamá respondía con aquel mohín tan gracioso de no querer reírse, cuando en realidad no podía contener la risa…¡Adentro todo el mundo que por la mañana el sol llama rápido a la ventana!

Y todos entrábamos después de mirar por última vez aquel carro celeste que, cosas de la infancia, creíamos nuestro y con hilos invisibles quedaba amarrado cada noche a la chimenea de aquella vieja casa, blanca,  de cal y piedra.
Mª José Vergel Vega

miércoles, 8 de mayo de 2013




Otra es la luz de la memoria.
Miel en los labios:
Flor de Jara.



Mª José Vergel Vega

jueves, 14 de febrero de 2013

Buenos días, dausedianos:
Hoy os dejo un microrrelato y unas imágenes de Dauseda helada.








Nada más despertar, quemó todos sus sueños.
Una profunda glaciación avanza sobre la tierra.
Mª José Vergel Vega
















martes, 1 de enero de 2013


Comienza un nuevo año en el que nuestro único deseo es que no nos abandonen el entusiasmo y las ganas de celebrar la VIDA. ¡Ójala  que resembremos la Tierra con Estrellas de Esperanza, que falta nos hacen!

¡¡FELIZ 2013!!



Crónicas del corazón

 Yussef  Moustacchi, músico de Alejandría, compone en 1971 : 
» Il y avait un jardin qu`on appelait la terre…
YAÚN desde entonces
Se busca al portador de un alijo de semillas de miseria…
Se ha visto a un hombre dormir sobre su fusil en  estúpida actitud de esperar la primavera…
Muere una flor mientras esperaba el rocío…
La pertinaz sequía hace desaparecer el último oasis donde se hacía fuerte la palabra…
Brotan lágrimas de un campo de muertos…
Académicos de la Lengua no dan crédito a la desaparición de las palabras y lamentan no poder hacer declaraciones…
Se descubren extraños casos de humanos que añoran el aroma de las flores…
Se buscan labios para morder la sinrazón…
Hallan entre las ruinas una sonrisa de gioconda bastante lastimada.
Muere la última bailarina que vivía en una caja de música: se sospecha de un corazón de plomo al que se vio merodeando por los alrededores…
Ú
LTIMA HORA: SE BUSCA CON CARÁCTER URGENTE UN EJÉRCITO DE COLECCIONISTAS DE ESTRELLAS PARA RESEMBRAR LA TIERRA. 


Mª José Vergel Vega, Matarratos Vía Paz  en I.E.S.O. Vía Dalmacia, Rumorvisual, 2011.