martes, 9 de abril de 2024

Abrazar la mansedumbre

 



Tengo en mis manos una reedición de 2019  de La princesa manca de Gustavo Martín Garzo, en editorial Kalandraka. Una auténtica joya.

La princesa manca tiene el regusto de los cuentos de antaño, contados al calor de la lumbre. Es de esos cuentos que una parece encontrar en un alto del camino en una reunión de pastores  ,refugiados al calor de las brasas en una noche fría de invierno, en la que lo que se cuenta, abriga y reconforta.

Fuego e historias, ingredientes perfectos para calentar el espíritu.

Gustavo Martín Garzo, autor de esta delicadeza de cuento, es un contador de historias a la antigua usanza. Lo narrado parece sembrado con  manos delicadas, hilado y cosido en el mandil de las abuelas, donde cabe lo mucho y lo poco. Las abuelas, las mejores contadoras desde que el mundo es mundo.

La sorpresa, el encantamiento, el asombro, el volver a ser infantes, está a solo un pase de página.

Queremos más, que nos cuente más, que la historia que se hace otras historias, no se detenga. La noche es larga y las palabras del contador brotan del manantial sereno de los sueños. Primero es un hilito, pero poco a poco, si sabemos darle el tiempo necesario, la historia se va haciendo río y el río se va haciendo cada vez más caudaloso hasta alcanzar el mar, donde desembocan todos los cuentos.

Los cuentos de Martín Garzo son como casas solariegas en las que recalar buscando sosiego. En ellos las palabras se cocinan a fuego lento, removiendo con la cuchara de palo, dando las vueltas necesarias para que el guiso final nos aproveche y nos reconforte: “sólo en su mansedumbre se guardaba el secreto del paraíso”. La mansedumbre como la mejor manera posible de transitar esta vida.

Una no puede entrar en las historias de Martín Garzo sin poner a punto la imaginación, sin volver de nuevo al reino de la inocencia donde conviven en amor y compaña animales, hombres, criaturas extrañas, una naturaleza madre que nos guía y nos salva de los peligros, el bosque como criatura poseedora de todos los secretos. Emboscarse para sanar: “Aunque existieran la pobreza, las ofensas, los fracasos, nadie lograría extinguir jamás esa luz que  les llegaba del misterioso bosque, revelándoles lo simples y verdaderas que podían ser las cosas”.

La princesa manca, y otros cuentos de Martín Garzo, son percibidos por los cinco sentidos. Sólo así podemos entenderlos, disfrutarlos y sanarnos. Nuestra existencia viene dada por la aceptación  del ciclo reiterativo entre la vida y la muerte. El autor nos muestra el verdadero ritmo de la vida, que no es otro que la pausa, el transitar tranquilo, el dejarse mecer en los hilos de las horas. Hay un tiempo para “encontrarnos con las cosas, y otro para despedirnos de ellas”. Y esto es así de sagrado.

A la usanza de los antiguos juglares, cuenta directamente al corazón. Lo narrado no parece escrito, sino dicho por labios expertos en pregonar historias.

La vida es un camino lleno de pruebas y sorpresas. En ella el dolor da paso a una felicidad más o menos efímera, y de ésta al sufrimiento media un suspiro. Cuanto antes lo aceptemos, más disfrutaremos del tiempo de vida que nos ha sido asignado. Y esto nos lo enseña como nadie este filósofo contador de historias que es Martín Garzo.

Contar para asombrarnos del milagro que es la vida.

Mª José Vergel Vega

domingo, 7 de abril de 2024

A la vida pirata.

Foto de la portada de "El pirata pata de lata".



 Buscando en el baúl de los versos, encontré unos poemitas que escribí hace algunos cursos para animar a leer y escribir a mis grumetes aprendices de escritores.

No tienen mayor pretensión que el divertimento y la animación a navegar en el mar de los libros.


EL PIRATA DEL OTOÑO


Resulta un poco gazmoño

el pirata del Otoño.

Duerme sobre una seta

y pasea en bicicleta.

No lleva parche en el ojo

porque tiene sus antojos..

No lleva pata de palo,

ni es un pirata malo.

Es amigo de los duendes

y con ellos bien se entiende.

No hay en el mundo un pirata

que tanto meta la pata.

¡Que es un poco gazmoño

el Pirata del Otoño!


CRISTÓBAL , “EL PIRATA ENAMORADO”


Cristóbal , de pequeño, 

jugaba a ser marinero.

En una hoja de papel

dibujó un barco velero. 

¡Yo quiero surcar los mares,

yo quiero ser bucanero;

yo no quiero cien cañones,

ni quiero uniforme nuevo!

¡Yo quiero ver las estrellas,

yo quiero mirar al cielo,

y mostrarle a los Mares

mi corazón tan tierno!

Y con el paso del tiempo,

Cristóbal fue creciendo,

y , por cosas de la vida,

se hizo pirata bueno.

Puso un corazón por vela

y al mar echó su velero;

con los cañones, Cristóbal,

sólo disparaba versos.


Mª José Vergel Vega


miércoles, 3 de abril de 2024

Las manos vacías, una historia necesaria de Rosa López Casero.

 


Conozco a Rosa desde hace muchos años y me cabe el inmenso honor de haber presentado con ella alguna de sus criaturas. Guardo como un tesoro aquella presentación entrañable de Últimos días con Fernando en Madrigalejo.

Las manos vacías es una historia escrita de manera sencilla, pero también de manera sublime porque Rosa maneja como nadie los tiempos de la novela.

Los libros de Rosa siempre encuentran su cachino en el alma de quien los lee, y esto es así porque cuentan historias humanas, sencillas. Nos ofrecen refugios a los que entrar confiados y vivir otras vidas, dejando de lado los cambalaches de la nuestra por unos instantes. No hay mejor refugio que una historia bien contada.

En Las manos vacías, Rosa cambia un tanto el tono de sus novelas históricas, género del que es una auténtica maestra, para recalar en los sucesos cotidianos de la intrahistoria. Esa intrahistoria tan importante porque cuenta las pequeñas cosas de la vida. Decía a este propósito Miguel de Unamuno:

Esa vida intrahistórica, silenciosa y continua como el fondo mismo del mar, es la sustancia del progreso, la verdadera tradición, la tradición eterna, no la tradición mentida que se suele ir a buscar al pasado enterrado en libros y papeles y monumentos y piedras”.

La intrahistoria es una historia pequeñita que teje la gran historia. Esa es la historia que nos cuenta la niña Argeme, la historia de un éxodo como el de tantos extremeños y extremeñas de aquellos años tan duros de la primera posguerra, aquellos años del hambre.

La historia de gentes que cogía los cuatro bártulos y traqueteaba en vagones de tercera hasta llegar a una capital de la que esperaban sustento y esperanza para sus familias y en muchas ocasiones era un monstruo que las engullía. Gentes oscuras a las que la vida les negaba la alegría. Porque la vida era dura y más aún para las mujeres.

Era un tiempo de sabañones, de pilas de ropa que lavar en las frías aguas del río con las manos ateridas. Y aún así, en medio de tanta miseria y cansancio infinitos, la boca se les endulzaba con versos y coplas.

Era un tiempo de seriales radiofónicos que hacían olvidar el pan negro, las cartillas de racionamiento, el estraperlo, el brazo en alto, el no salirse del redil, las rodillas descarnadas de tantas escaleras fregadas. Tiempo de costura en un patio de vecinas en torno a la radio, de repasar las cuentas de un rosario para rezar por el fin del miedo, de arropar las miserias propias con las miserias de otros. Tiempos de miedo, de hambre, de ver, oir y callar. Tiempos en los que el infierno estaba en la tierra.

Argeme, Libertad y otras mujeres de la novela, representan a todas aquellas mujeres, seguro que conocemos a unas cuantas, desganchadas de trabajar de sol a sol, de aguantar carros y carretas, de dar a manos llenas cuando ellas las tenían tan vacías. Mujeres que no claudicaban, que no se mordían la lengua clamando por su dignidad, aunque luego vinieran los golpes. Mujeres a las que les queda una almohada llena de sueños para manejarlos a discreción, como alguna vez dice Argeme.

Y en esos sueños iban incluídas las ganas irrefrenables de estudiar, de saber, de ser críticas, de cambiar el mundo. Tiempo de maestras que se empeñaron en cambiar currículos en los que rezaban “Sus labores” por otros en los que las niñas, mujeres del mañana, fueran lo que quisieran ser. Aulas oscuras que ellas, las maestras, iluminaban con sus ansias de inculcar a sus alumnas libertad de pensamiento y conciencia crítica, propósitos nada fáciles en aquellos tiempos.

Entonces, como ahora, leer, aprender, saber, nos salvan de una vida anodina y carente de sentido, nos permiten coger impulso para abrazar una vida digna y edificante en la que quepamos todos, hombres y mujeres.

Esta hermosa y dura historia que nos presenta Rosa, tiene también mucho que ver con la memoria, pues si no guardamos memoria de lo que fuimos, difícilmente entenderemos el presente.


Mª José Vergel Vega

 

domingo, 10 de marzo de 2024

Sembradoras de esperanza: Manifiesto 8M 2024

 


Estamos ante un nuevo 8 de Marzo que nos ofrece la oportunidad de volver a reivindicarnos como piezas claves en el funcionamiento del mundo. Y no podemos rendirnos.

Seguimos luchando por alcanzar la igualdad real. Desgraciadamente cada vez se va haciendo más tarde para terminar con la brecha de género. Tarde para solicitar que las sociedades del mundo abracen el feminismo como única forma posible- la mejor- para transformar las relaciones sociales, para lograr la igualdad real y para que cese cualquier tipo de discriminación y abusos contra las mujeres. Porque como dice Ana Bernal Triviño: “El feminismo salva y el machismo mata”.

Llevamos siglos luchando por la igualdad real entre mujeres y hombres. Todos y todas somos criaturas dignas de habitar este mundo, todos y todas deberíamos tener la capacidad de poder tomar decisiones sin ningún tipo de cortapisas.

No vamos a negar que se han alcanzado logros muy importantes, pero también somos conscientes de que nos queda mucho por conseguir. Son muchas las veces en las que el camino hacia la igualdad nos pone obstáculos que nos parecen insalvables,  muchas las veces que no podemos  con el cansancio de tanta losa echada a las espaldas y se nos pasa por la cabeza la idea de desistir.

Todos y todas somos conscientes de la veta de odio machista que se está generando en algunos sectores sociales y políticos, que tratan de levantar un muro de intransigencia y de intolerancia hacia las metas por las que ha luchado el feminismo y por las que, en definitiva, seguimos luchando.

Que no nos puedan ni el cansancio ni la intransigencia. Ni un paso atrás.

Pese a que sintamos agotarse nuestras fuerzas, os invitamos a seguir luchando por una sociedad más justa en la que la Igualdad sea una realidad, pues al fin y al cabo esta lucha no va de denostar a unos para encumbrar a otras, sino de que todos y todas estemos en el mismo nivel. La lucha feminista va de ser iguales. Hombres y mujeres somos personas que combaten la misma causa.

Llevamos andados muchos caminos para sacudirnos la maldición de ser ciudadanas de segunda, para conseguir que se respeten nuestros derechos de una manera real, para que se tomen en consideración nuestras valías, nuestros talentos, nuestras ilusiones, nuestras metas.

Nos reivindicamos, pese al silencio de siglos al que hemos sido sometidas, mujeres trabajadoras cuyo esfuerzo mueve el mundo. Mujeres dignas e iguales que los hombres, con todo el derecho de luchar por nuestros sueños. No tengáis la menor duda: si las mujeres avanzamos, el mundo avanza.

Nos acordamos hoy de las  mujeres , a las que de una manera u otra no se les permite salir a manifestarse este 8 de Marzo, a las que no se les permite celebrar que somos mujeres dignas y valientes.

Nos acordamos hoy de las mujeres  víctimas de violencia de género. A las mujeres se las sigue matando hoy por el mero hecho de serlo, se nos sigue violando, se nos sigue callando. Hoy nos manifestamos también por vosotras, por vuestro sufrimiento, y condenamos vuestras muertes injustas y crueles. En nuestros labios llevamos vuestros nombres.

Recordamos hoy a tantas mujeres que son el sostén de sus familias en medio de la crueldad de las guerras que asolan nuestro mundo. Vuestros nombres también están hoy con nosotras: mujeres de Ucrania, de Palestina, de Israel, de Burkina Faso, de Somalia, Sudán, Yemen, Myanmar, Nigeria, Siria.

Nos acordamos de las mujeres en riesgo de exclusión social y de todas aquellas que nuestro mundo, cada vez más deshumanizado, no tiene en cuenta.

Que nadie nos arrebate el derecho de ser libres, de sentirnos libres y capaces de cambiar el mundo, para que éste sea un lugar amable en el que quepamos todos y todas. No caigamos en el desánimo, debemos seguir trabajando  para poner en valor todo aquello por lo que otras mujeres lucharon antes.

Decía Mary Wollstonecraft :”Yo no deseo que las mujeres tengan poder sobre los hombres, sino sobre ellas mismas”. Eso es lo importante, sentirnos empoderadas, creer que somos capaces , que nuestro empeño nos llevará a alcanzar metas de justicia.

Que no nos paralicen ni el miedo ni el cansancio. Sigamos saliendo a las calles a gritar que somos marea y que en cada una de nosotras guardamos a todas y cada una de las mujeres. Una y todas en dulce armonía de sororidad.

En este 8 de Marzo, sigamos uniendo nuestros pasos, sigamos juntando nuestras manos para sembrar el feminismo de la esperanza.

Mª José Vergel Vega

martes, 30 de enero de 2024

ENERO: DIARIO DE PAZ

 





A mis niños y niñas de Fomento de la Lectura, les late la Paz dentro de la cajita del corazón.

Este mes de Enero, lo dedicamos a dejarnos envolver por lecturas que nos abrigaron de la desesperanza y la falta de concordia en un mundo que va perdiendo la humanidad a jirones.

Trabajamos la Paz sobre un total de nueve lecturas que merecen un rinconcito especial en nuestra Biblioteca y en nuestro corazón.

El regalo de tío Oso (nos lo contó de manera divertida Beatriz Montero en su canal de Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=GIYzM13ar8c  Se trata de un precioso cuento coreano sobre el regalo especial de la amistad.



Wangari y los árboles de la Paz, una historia real escrita por Jeanette Winter que encotraréis en la editorial Ekaré. A través de este cuento, conocimos un poquito más a una de las mujeres que más nos gusta recordar en clase, a la ecologista y Premio Nobel de la Paz en 2004, Wangari Muta Maathai. Aprendimos con su historia que para que la Paz conquiste nuestro mundo, hemos de cuidar la naturaleza, la casa d la Madre Tierra, ponerla bonita y habitable. Esto no es nada fácil, pero es posible conseguirlo con la voluntad y el esfuerzo de todos. Juntos somos más fuertes.

¿A qué sabe la luna? , un texto de Michael Grejniec publicado por Kalandraka. Se trata de un tierno cuento sobre unos animalitos que suman sus esfuerzos para intentar probar el sabor de la luna. Una luna juguetona, que se acerca y se aleja a su antojo y que al final, no sabemos si queriendo o sin querer, se deja probar por el pequeño ratoncito que ofrece a todos un mordisquito del pedacito que ha conseguido arrancar a la luna. ¿A que cuando compartimos, todo  nos sabe más rico?

Donde late el corazón, una historia de Satoe Tone editada por Planeta, que nos cuenta las aventuras de unos tiernos gatitos, a los que nosotros bautizamos como Negro y Blanca, en honor a su color. Negro quiere conseguir todas las luces que se reflejan en el agua para impresionar a Blanca. Tiene que aceptar que es imposible. Blanca lo hace mirar hacia arriba. Allí están las luces que tan esquivas se mostraban en el agua. Todos y cada uno de nosotros tenemos una o varias estrellas en el cielo, sólo hay que saber mirar con los ojos del corazón y dejar que nos conecten unos a otros con sus hilos invisibles.

¡Yo, pimero! Escrito por Helen Lester editado por Planeta. Nos cuenta la historia de Pinkerton, un cerdito arrogante y prepotente que quiere ser el primero en todo, sin importarle a quien se lleve por delante. Hasta que un día conoce a un pequeño y extraño ser con una verruga en la nariz y pelos en los pies que consigue reconducir su actitud. Pinkerton comprende que no ser el primero siempre tampoco es el fin del mundo y que respetar el espacio del otro es fundamental para una convivencia pacífica y plena.

La bibliotecaria de Basora escrita por Jeanette Winter en la editorial Juventud. Nos cuenta la historia real de Alia Muhammad Baker, bibliotecaria de la ciudad de Basora durante la ocupación de Irak. Su biblioteca era la casa a la que todos iban para pasar ratos agradables en compañía de los libros. Alia, con ayuda de algunos amigos y vecinos,  salvó sus queridos libros de la destrucción de la guerra. Las bibliotecas y los libros son un puente que nos une a la vida y la amistad , por muy difíciles que sean los tiempos que nos toque vivir. Cuentan que en el Corán se refleja que lo primero que Alá le dijo a Mahoma fue: “Lee”.

La pequeña intolerancia escrito por Mar Pavón y editado por Tramuntana. Esa pequeña intolerancia, del tamaño de una mosca, persigue a toda costa, instalarnos en el odio, cosa que es demasiado fácil en el mundo en el que vivimos. Por eso es necesario conocer las pequeñas intolerancias que nos asedian cada día, para evitar caer en la negrura de una vida que no respeta a quienes tenemos al lado. Los niños decían que esto no era un cuento, que era la vida real.

De la pluma de Susana Gómez Redondo y de la editorial Takatuka recibimos El día que Saída llegó para buscar con ella las palabras mágicas que nos permitieran entendernos aun siendo diferentes. Decidimos con ella y con su amiga tirar por la borda para siempre la palabra FRONTERA.

Imagine, un cuento publicado por la editorial Flanboyant llenos de imágenes deliciosas que ilustran con detalle las palabras escritas por John Lenon en la canción del mismo nombre. Decidimos que, definitivamente, tenemos que seguir soñando sin descanso un mundo en PAZ.

También hubo tiempo para nuestro Taller de Escritura Creativa. Esta vez, mis grumetas aprendices de escritoras escribieron unos acrósticos que son una maravilla a partir de la expresión “LA PAZ”.

Silvia Mocholí Utrera escribió:

La vida es como un libro y el nuestro lo leería mil veces.

Ama a alguien que te de seguridad y confianza.

 

Para aliviar todo el dolor que me embarga, te necesito a ti.

Amor, has sido mi prioridad y siempre lo serás, aunque me duela, te tengo que soltar.

Zarparía contigo lejos de aquí, en un barco que nadie pueda seguir.

 

Y Laura Cordero Núñez:

La niña vestida de rosa que escribe cuentos en prosa.

Aviones de colores llenan el cielo con mil sensaciones.

 

Palo palito, convierte la Paz en un tesorito.

Almendras, ¡hummmm!, cómo me gustaría tener algunas muestras.

Zapatillas con tambores despiertan nuestros corazones.

 

Ójala estas historias prendan en el corazón de cada uno de nosotros y seamos capaces de tener la valentía para defender nuestro derecho indiscutible a vivir en PAZ. Nosotros, por si llegaran momentos de desfallecimiento, nos guardamos en los bolsillos semillitas de PAZ, que sigue enviándonos con su recuerdo y ejemplo nuestra “Sembradora de Agua”, Wangari Maathai.

Mª José Vergel Vega

 

 


sábado, 27 de enero de 2024

Pescueza: El latido del viento.

 



“Donde el corazón ama, el viento late”.

El estribillo de una de las hermosas canciones de MAPA -¡qué dulzura en la voz y en palabra!-, me acompaña desde ayer por la tarde. No hay forma de sacarlo de la cabeza, ni ganas de que se vaya.

Se dijeron tantas cosas bonitas salidas directamente del corazón en el pequeño pueblo de Pescueza, que me ha costado trabajo decidirme por una de ellas para echar a rodar las palabras por el papel en blanco y armar mi humilde defensa de lo que muchos consideramos justo.

Me cuesta trabajo discernir por qué se ponen tantos peros a proyectos que funcionan y hacen un bien incuestionable a la comunidad en la que se llevan a cabo. Proyectos referentes a nivel nacional y europeo.

¿Por qué estorban “Quédate con nosotros” y “El Festivalino”? ¿Por qué se les reduce considerablemente su financiación?

A mi modo de entender, creo que la política debería respetar siempre una máxima sagrada: lo que es bueno para los vecinos y vecinas, aquello que une y hace pueblo, no se toca. Ni por unos ni por otros, me da igual el signo político.

Algunas formas de hacer política, se empeñan en vaciar cada vez más esa España desatendida, concepto que salió de los labios  de Andrés Rodríguez y que a mí me gusta más que “España vaciada”. Qué pena que no sepan apreciar lo que endulza la miel de las pequeñas cosas, ese regusto sosegado que deja en la misma entraña.

Como en algún momento de su discurso dijo Carlos Goñi, no podemos consentir que nos traten como números, despojados de todo sentimiento. Tomás Moreno lo explicó muy bien: hay que poner en valor a las personas, lo que cada una significa para esos proyectos en los que está implicado todo el pueblo, chicos y grandes, con nombres y apellidos. Sólo existe aquello que es nombrado, por eso hay que seguir nombrando a todas y cada una de las personas que encarnan estos modelos de vida. Cuando las ideas se hacen carne, se convierten en proyectos sagrados.

Hay que seguir nombrando a los pescozanos y pescozanas que casi en su totalidad, integran la Asociación de Amigos de Pescueza quienes, con mucho esfuerzo y dedicación  se ocupan de dar forma a la filosofía de vida de “Quédate con nosotros”, de que ningún vecino se sienta solo. Son una piña y lo demuestran a diario. Su lema es cuidarse unos a otros. A los pequeños no se les escapa que en sus mayores reside la sabiduría del libro de la vida, y esa es la verdadera .

Pescueza lleva tiempo apostando por la Cultura, las tradiciones, la defensa del medio ambiente, el poder de unión y sanación de la música que nos hace no perder el norte como canta Niño Índigo, la atención centrada en la persona, el envejecimiento activo al que aludía esa mujer vital que es Manuela Carmena, la intergeneracionalidad, el atajar las “soledades no deseadas” llevando a cabo “políticas artesanas y de cercanía, teniendo como espejo el rostro de las personas”, como defiende cada vez que tiene ocasión esa mujer tan de verdad, tan auténtica, que es Matilde Fernández.

Todo ello y mucho más para hacer de este pequeño pueblo, un lugar vivo, lleno de una ternura por los mayores que nos humaniza.

Pescueza es un pueblo en el que nunca te sientes solo, enseguida te acogen y te envuelven en una red tejida de cariño y sonrisas. Hay que defender siempre la alegría como si fuera una trinchera, que decía el viejito Benedetti, y alegría fluye de manera incansable por los proyectos que son la seña de identidad del pueblo de Pescueza: “Quédate con nosotros” y “El Festivalino”, como muy bien decía Tina, su emocionada Alcaldesa.

El horizonte siempre queda lejos, pero ha de servirnos para seguir caminando, para seguir luchando para que lo que es de justicia se tome en cuenta y se sigan manteniendo estos proyectos vitales para que los pueblos no se mueran, para que sigamos avanzando hacia un progreso sostenible en el que el bien y la felicidad de las personas se antepongan a cualquier otra cuestión. O como decía el gran Carlos Goñi: “Lo primero va antes”.

Mª José Vergel Vega




lunes, 22 de enero de 2024

Palestina: la luz de los mártires

 



¡PAREMOS EL GENOCIDIO EN PALESTINA!

Ayer, 20 de Enero, RESCOP ( Red Solidaria contra la Ocupación de Palestina), convocó diversas movilizaciones en numerosos pueblos y ciudades de todo el país.

Desde la Comisión 1º de Mayo de Torrejoncillo quisimos sumarnos a esta importante convocatoria. Un grupito de personas nos reunimos a las 18:00 h en la Plaza Mayor de nuestro pueblo, con la intención de sumarnos al dolor que siente el pueblo palestino, con quien se está cometiendo-vamos a llamar a las cosas por su nombre- un genocidio terrible y despiadado a manos de Israel, con el beneplácito de otros estados.

Me gustaría desde estas lineas lanzar una reflexión. Dentro de unos días, saldremos a celebrar el Día Internacional de la Paz y la No Violencia. Se montarán vistosas actividades en cada uno de los colegios e institutos de nuestro entorno, nos volveremos locos dando likes a las miles de publicaciones que circularán por internet, buscaremos como posesos canciones para “¿celebrar?  la Paz…Si nos quedamos solo en eso, es que no entendemos ni por asomo, el significado de la palabra PAZ.

No deberíamos permanecer insensibles ante la tremenda atrocidad que se está cometiendo con Palestina. Las cifras son mareantes: más de 23.000 personas asesinadas (más de 10.000 son niños), más de 8.000 personas desaparecidas y dos millones de personas desplazadas de sus hogares; dos millones de “sin tierra” vagando a nuestro alrededor como fantasmas.

Me causa una tremenda pena escribir esto. Desde mi punto de vista, en el  mundo hay conflictos de primera y de segunda, ciudadanos de primera y fantasmas a los que volvemos invisibles con nuestra indiferencia. Todas las guerras son igual de terribles, absolutamente todas. Todas causan muerte, destrucción, dolor incurable, miseria, deshumanización. En las guerras nadie gana, o nadie debería salir ganando.

Nos duele Palestina. Por eso salimos ayer a manifestar nuestra condena por esta guerra injusta en la que están muriendo tantos inocentes, semejantes nuestros, no lo olvidemos.

Palestina es una madre que acoge a sus hijos sobre el dolor y la ruina.

Palestina es la tierra de los sin tierra, los invisibles a los ojos del mundo.

Palestina es la muerte que gime y escarba en nuestro corazón de piedra.

 

Palestina es la patria de hombres, mujeres y niños que reclaman su derecho a ese cachino de paraíso que todos merecemos en este mundo. También el pueblo palestino.

Nosotros, que tenemos la suerte de estar vivos, tenemos la obligación de contar la historia de Palestina tal y como es: terrible y descarnada. A los palestinos se les está exterminando indiscriminadamente, como si fueran alimañas y eso, en ningún lugar del mundo, deberíamos consentirlo.

Fuimos poquitos los que ayer acudimos a la llamada de RESCOP y Comisión 1º de Mayo, para detener el genocidio en Palestina. Poquitos pero con el corazón dispuesto a abrigar a tanta gente, semejantes nuestros vuelvo a repetirlo, a los que la semilla del odio de dirigentes sin escrúpulos, asesinan diariamente.

En el transcurso de la concentración se leyeron textos desgarradores de autores y autoras palestinos. Algunos muertos por la sinrazón de la guerra , cuyos textos se nos antojan  hoy oraciones que piden a gritos que desde esta parte privilegiada del mundo, nosotros que tenemos patria y una vida digna, no los olvidemos.

 

El primero de los textos que os dejamos, es obra de la escritora gazatí Heba Kamal Abu Nada, asesinada en un bombardeo en Gaza. Escribió este poema la noche anterior a su muerte.

 

La noche en la ciudad es oscura

Excepto por el brillo de los misiles;

Silenciosa,

excepto por el sonido del bombardeo;

Aterradora,

Excepto por la promesa tranquilizadora de la oración;

Negra,

Excepto por la luz de los mártires.

Buenas noches.

El segundo de los textos fue escrito por Refaat Alareer, muerto en un bombardeo en Gaza junto a su familia el pasado 6 de Diciembre de 2023.

 

Si he de morir,

debes vivir

para contar mi historia,

para vender mis cosas,

para comprar un trozo de tela

y unas cuerdas,

(hazla blanca con una larga cola)

de manera que un niño, en algún lugar de Gaza, mientras se refleja el cielo en sus ojos,

espera a su padre, que partió en un fulgor—

y no se despidió de nadie,

ni siquiera de su carne,

ni siquiera de sí mismo—

observa la cometa, mi cometa que hiciste,

/volando allá arriba

y piensa por un momento que allí hay un ángel que restituye el amor.

Si debo morir,

que traiga esperanza,

que sea un relato.

 

Nosotros que estamos vivos, seamos la voz de los muertos. Cosamos cometas blancas para que sean ellas las que vuelen por el cielo de Palestina en lugar de las bombas, cometas blancas con una gran cola de esperanza. De nosotros depende que no se apague la luz de los mártires en esta guerra injusta.

Ójala que un día nos reunamos para celebrar verdaderamente la Paz y la Concordia entre los pueblos.

 Mª José Vergel Vega

Artículo publicado en Torrejoncillo Todo Noticias



domingo, 14 de enero de 2024

Romance del príncipe violinista

 



Les voy a contar la historia

de un príncipe singular,

que no tenía caballo

y nunca quiso reinar.

 

Aquel príncipe portaba

la corona de papel,

no vestía caras ropas

ni tripulaba bajel.

 

Era un príncipe sencillo,

virtuoso del violín,

llegaban sus serenatas

del uno al otro confín.

 

Un día se fue muy lejos

a tocar sus partituras.

Su reino, que no era reino,

enfermó de la amargura.

 

Entre Mozart y Beethoven

la vida se le pasaba,

ni se acordaba del reino

que sin él tan triste estaba.

 

Pasó el tiempo y llegó carta

una serena mañana.

Alteza: vuelva usted pronto,

mucho le echamos en falta.

 

Sus padres están muy tristes,

la pena les atenaza;

si usted no regresa en breve,

la muerte los arrebata.

 

Compungido quedó el príncipe

ante tamañas palabras,

metió el violín en su caja

y volvió de madrugada.

 

Cuando despuntaba el día

en todo el reino sonaba

la melodía más bella

que los siglos recordaban.

 

Sanó el rey, sanó la reina,

ya todo el reino sanaba.

Una dulce melodía

alegres los despertaba.

 

 

Y hasta aquí llega este cuento

del príncipe violinista;

ójala el mundo estuviera

gobernado por artistas.

Mª José Vergel Vega