Os dejo las palabras que humildemente escribí para la presentación del acto de reconocimiento de la labor de José Arias Torres, Alcalde de Torrejoncillo, acto que se celebró el pasado viernes 28 de septiembre. Dichas palabras fueron leídas maravillosamente por Mili Canalo, una de las personas más dulces que conozco.
Se nos ha
ido como el rayo, que decía la elegía de Miguel Hernández, un hombre humilde y
bueno al que tanto queríamos y que tantas cosas buenas hizo por su pueblo.
Y pese a que
no está ya con nosotros físicamente, lo
sentimos cerca y nos sentimos impulsados a desnudar nuestro corazón y
agradecerle tantas cosas que tal vez por las prisas del día a día nos dejamos
en el tintero. Cosas como gracias por dedicar toda una vida a hacer grande tu
pueblo, por darte a los demás y olvidarte, en muchas ocasiones, de ti mismo.
La muerte
que, paradójicamente, decimos, es ley de
vida, igual que nos arrebata de manera tangible a los que queremos, nos
proporciona la calma necesaria para sentarnos y hacer presente a través del
recuerdo a esa persona que cuando iba y
venía entre nosotros, a sus asuntos que eran los nuestros, no supimos o no fuimos capaces de valorar
sus desvelos, a veces es sólo cuestión de pudor.
Sea como
fuere, y como reza el refranero:”De bien nacidos es ser agradecidos”, hemos
querido traer al presente la memoria de
José María Arias Torres, este hombre humilde que fue durante dieciséis años
Alcalde a tiempo completo de sus pueblos Torrejoncillo y Valdencín o Valdencín y
Torrejoncillo, tanto monta, y que además fue Presidente de Adesval y de la
Mancomunidad Rivera de Fresnedosa y Diputado provincial. Pese a tanto cargo y a
tanta carga que los cargos generan , vivió siempre como vive la mayoría y
siempre le guió su afán de servicio al pueblo. Toda una vida dedicada a su gran
pasión: la política con mayúsculas, sin trampa ni cartón. Sirvió a su pueblo de
manera honesta, poniendo todo su empeño, que era mucho, en mantenerlo vivo, en
hacerlo crecer cada día.
Demócrata y
socialista convencido, le guió siempre el empeño de ser justo en todo cuanto
emprendía y eso es de agradecer en un mundo en el que las trampas y las
artimañas están a la orden del día. Quizá la frase esté muy manida pero en él
se cumplía a la perfección: fue un alcalde del pueblo y para el pueblo, no creo
que se pueda definir de mejor manera a José María como político.
Aunque la
idea de este humilde acto haya partido de la Comisión 1º de Mayo, a la que
tanto acompañó en su andadura, a buen seguro este pequeño homenaje se alojaba
en el corazón de todos los vecinos de sus dos queridos pueblos.
No queremos
que éste sea un acto triste, sino un acto de recuerdo sereno que reconforte a
su familia, a sus amigos, a sus compañeros, a sus vecinos, a tanta gente que lo
quiso y a la que él quiso, porque antes que político era hombre. Aquellos que
dedicaron su vida a hacer el bien no llegan a morir del todo, es más, no mueren
en absoluto. Su presencia nos sorprenderá en cualquier recodo del camino, para
convencernos que en la tarea de volver a crear un mundo más humano no estamos
solos.
Recordar,
decía el maestro José María Toro, es pasar lo pensado por el corazón, por eso
hoy sabemos que de algún modo, José María está presente entre nosotros, basta con que el
corazón lo piense y acomode ese pensamiento en alguna de sus estancias.
Gracias a su
familia, los que están y los que son convocados por el corazón y por la
simbología de esas flores que nos acompañan. Gracias a sus amigos. Gracias
Alcalde , pleno del Ayuntamiento y Secretarios de las distintas corporaciones.
Gracias a sus compañeros, no importa la
ideología que cada cual profese. Gracias al Gestor Cultural que siempre está
pendiente de todo. Gracias a los que trabajaron con él codo a codo. Gracias a
los vecinos de sus dos pueblos que hoy han querido estar presentes. Entre todos conseguiremos que el recuerdo de
este hombre que fue bueno en el buen sentido de la palabra siga presente entre
nosotros. Y así será cada vez que lo traigamos a la memoria como hizo el poeta
con su amigo: porque aún “tenemos que hablar de muchas cosas, /compañero del
alma, compañero”.
Mª José Vergel Vega
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