domingo, 30 de diciembre de 2012
viernes, 11 de mayo de 2012
martes, 8 de mayo de 2012
Aquellos comercios de antaño
Decía Mª Victoria Atencia, poetisa que
figura entre mis lecturas de cabecera: “Escribo
para oír lo que me importa: / el mar, el viento, el tiempo, los silencios”. También
yo escribo para eso, para fijar las cosas que han quedado atrás en el recuerdo,
porque recordando, recupero todo aquello que fui y que no quisiera perder por
muchos años que tengan que pasar. Y
recordando, sobre todo, recupero la memoria de aquellos seres queridos y
añorados que ya no están a mi lado, o que están, pero de otra forma.
Y recordando, hoy he recuperado la memoria
de mi madre cuando me mandaba al comercio de “Tía Herminia Taconea” a comprar un
cuarto de aquellos fideos que venían enrollados en un paquete de papel y que
luego había que picar con las manos. Yo iba sin rechistar, no había nada que me
gustara más, porque luego, claro, había recompensa: algún caramelito o algún
chicle bazoka, que me regalaban por buena y por guapa la Chon y la Leandra , las hijas de Tía
Herminia. Esta escena sucedía a finales de los sesenta; y aprovechando que en
mis recuerdos de hoy aparece el comercio: ¿Se imaginan ustedes la cantidad de
comercios que había en el Torrejoncillo de 1950? ¿Les apetece hacer un viajecito
con la imaginación, completamente gratis y sin moverse de sus casas? ¡Pues,
comenzamos!
Primero el tapeo, que se nos arregle un
poquito el cuerpo. Aquí , en el “Café Valencia” podrán saborear unos vinos de
la mejor cosecha y unos aperitivos muy variados. Y si alguno está de paso por
el pueblo y no tiene donde alojarse, lo mejor, “El Parador de Castilla”, de
Doña Martina Méndez, donde se prodiga a todos los clientes un trato excelente.
¿Y
qué me dicen del exquisito zumogás al natural que fabrica don Dalmacio González
Sánchez en su fábrica de gaseosas?, aunque las gaseosas y sifones de Don Julio Galán
no tienen nada que envidiar. Si lo
prefieren, pasen al Bar Moderno de Don Alejandro Gil. Prueben los vinos de
cosecha de Don Francisco Ramos, y en el Bar Sereno, podrán encontrar vinos de
cosecha y aperitivos; y por supuesto, no dejen de entrar en el Bar Luis, ni
tampoco en el de Don Pedro Rodrigo, que con su buen hacer ofrece a sus clientes
vinos, café y Licores. En el de Don Pedro Corcho degustará usted vinos,
refrescos y gaseosas; en el Bar Curro, cafés, vinos, licores y aperitivos. ¿Que
no hay quien dé más? ¡Sí, hombre, sí, en el Bar Molero, todo lo anterior y
cervecita!
¡Bueno, bueno, señores, vamos a cambiar de
establecimientos porque si no voy a acabar trastocando las letras, y eso no queda
bien!
¿Sabían ustedes que por aquellos años había
una Academia “La Purísima ”
en la que preparaban para Bachillerato, Oposiciones de Magisterio y otras
preparaciones especiales? Y saquen ustedes la entrada, porque en el Cinema
Lasi se ofrecen las mejores películas de
la temporada: Aquellos años del cuplé, Sueños de Oro, Anastasia
( y entre paréntesis, por si alguien no sabía entonces y alguno se me ha despistado
con el tapeo, Anastasia era nada menos que la “hija del zar de Rusia”), Mari
Cruz, Calle Mayor, Maravilla, Fedra, Santos, “El Magnífico”,
La Faraona :
¿Dónde verán ustedes una película de su
agrado, y pasarán un buen rato? …No lo duden, en el Cine Lasi.
Ésta que ustedes ven aquí es la imprenta de Don Benito Blasco,
que tenía una vidilla que para qué; confeccionaba dispositivos para propaganda
en los cinematógrafos, hacían pay-pays, cargaban bolígrafos y los arreglaban:
¡Anda que no ha cambiado nada la cosa, hoy ni cargamos los bolígrafos ni los
arreglamos, a la basura y a por otros! Y si necesitan algo de Librería y Papelería,
pasen a Librería Gil.
¡Atención las amas y amos de casa, porque
ha llegado la hora de hacer la compra! Primero los comestibles y que nadie se
me despiste. ¡Vamos, vayan cogiendo la vez!
Los Ultramarinos Finos y Explosivos de
Doña Presentación Lorenzo les ofrecen una gran variedad de productos y a muy
buen precio. Don Narciso Martín fabrica unos embutidos para perder el sentido y
mandar el colesterol a cierto sitio. Y el pan de pueblo, rico y tierno, en la Panadería de Gómez, en la Panadería San José,
o en la de Peguero.
Por favor, no se me acumulen y pasen
algunos a los comestibles de Don Emilio Martín Gil, o a los de la Viuda de Emilio Clemente que
no desmerecen; o a los de Don Demetrio y Don Francisco Rodilla. En los
ultramarinos de Don Cipriano Moreno podrán encontrar además radios, máquinas de
coser y toda clase de muebles, pero no me sean manirrotos y vigilen de cerca el
monedero, que no está la cosa como para hacer dispendios. Aquí, Don José Sánchez
Peguero, les ofrece comestibles de muy buena calidad y también un taller de
carpintería. Para carne buena y fresca, la de Don Eulogio Rivas, sin duda, sí, sí,
usted el de la barbacoa… y, señora, los huevos para la tortillita en casa de
Don Miguel García, el mejor en compra-venta de aves, huevos y caza.
Pero, ¿que todavía hay quien se lo está
pensando? ¡Pasen, vean y compren en los Coloniales de Don Vicente Petrón y en
los ultramarinos de Don Pedro Eloy Gil! Y las frutas, háganme el favor de no
dudarlo, las mejores, las de Don Vicente Estévez León… Perdone, ¿que tiene
usted que hacer la limpieza? Pues pase, pase usted a la Ferretería y Droguería
“La Sorpresa ”
de Don Ángel Núñez Iglesias, que le ofrecerá toda clase de pinturas preparadas,
esmaltes, barnices, brochas de todos los precios y calidades, y que tiene
existencias de pinturas y tintes domésticos a precios antiguos, lo que le supondrá
una economía de la mitad del precio actual. Y ya que entra, señora mía, échele
un vistazo a los jabones, las colonias y las esencias….irressissstibles… Que
no, que aquí no hay de eso, los baldosines y los materiales de construcción los
encontrará usted en el Almacén de Don Julio Llanos Corcho, y si el señor es
listo y compra allí, ¡le obsequiarán con sellos Comprygane!
¿Qué, ya se me están cansando? ¡No
esperaba yo esto de ustedes! ¡Pero si ahora nos vamos de ropa y complementos,
con lo que nos gusta esto a las mujeres y a algunos hombres también, que lo sé
de buena tinta!
Por favor, las guatas aquí, en “La Guatera Torrejoncillana ”,
calidad y buen precio. Las mejores mantas de guata las fabrican los Llanos Núñez
y Muelas; en “La Pura ”,
encontrarán tejidos fabricados manualmente, artesanía pura: colchas, mantas,
alforjas de lana y algodón, con grandes novedades en dibujos; todo ello,
fabricado por el Hijo de Don Juan Díaz Cordero. Tejidos de artesanía también,
en el comercio de la Viuda
e Hijos de Don Vicente Moreno, y en “La
Casa de los Calzones”.
¿Que a usted lo que le gusta es el traje a
medida? Acompáñeme, por favor, ¡será por Sastrerías! Pase y elija: Sastrería y Pañería
de Don Julián Vergel; Sastrería de Don Manuel Vergel, Sastrería de Don Daniel
Vergel, Sastrería Santos… Nada, tómese medidas con tranquilidad… y los demás,
continuemos con la moda y los complementos: Vamos a entrar a los Almacenes “El
Progreso” que tienen un poco de todo, como en botica: tejidos, paquetería,
confecciones, sombrerería, cerámica de ladrillería y tejas. Y… hablando de
Boticas: las de Don Abelardo Herrera y Don Pantaleón Hernández, que era además
el Inspector Farmacéutico en la época.
Y sigamos por “El Palacio de las
Golondrinas”, almacén de tejidos, paquetería y confecciones de toda la vida: ¡Qué
nombre tan bonito! ¿No les parece?... Pero sigamos adelante, que no quiero
ponerme sentimental. Éstos son los tejidos y paquetería de Don Francisco Núñez Lázaro;
éstos otros, los de Don Pedro Serrano; éstos de aquí, los de Don Cromacio
Llanos, el de acullá, es el comercio de Don Francisco Díaz Sánchez que, además
de tejidos, ofrece a sus clientes ebanistería y carpintería. Don Jesús Robledo,
les ofrece tejidos y paquetería; la
Viuda de Don José Vidal Bueso también les ofrece lindos
tejidos y otra Viuda, la de Don Aurelio Santos, además de regentar un comercio
de tejidos, es corresponsal del Banco Español de Crédito.
Y ahora que ya estamos bien vestidos,
vamos a por un buen par de zapatos, o más, porque ¡será por zapaterías y fábricas
de Calzado?: Don Gabriel González, les ofrece Calzados, Guarnicionería y Almacén
de Curtidos; Don Eloy Iglesias Gil fabrica un calzado de excelente calidad; la
misma que ofrecen las Fábricas de Don Francisco Testón, la Viuda de Don Olegario Bravo;
Don Emilio Petrón; Don Emilio Vergel; Don Pedro Hernández Moreno; Don Maximiano
Martínez; Don Raimundo Gazapo; La
Viuda de Don Eleuterio Sánchez; Don Pedro Bueso…
¿Agotados? La verdad es que es para
estarlo, anda que no había comercios allá por 1950, para dar y tomar. Y aún no
hemos terminado, aunque esta última parte de la visita, les dejo que me sigan
desde el sillón, que no los veo ya para muchos trotes.
En el Torrejoncillo de 1950 había varios
Molinos y Fábricas de Pimentón, como los de Don Saturnino Bellot y Don
Alejandro Sánchez; Ebanisterías como la de Don Agapito Gutiérrez, la de Don Gabriel
González o la de Don Germán Jiménez; Talabarterías como la de los Hijos de Don
Bonifacio Sánchez. Don Julio Llanos Corcho, regentaba una Fábrica de baldosines
hidráulicos y de materiales de construcción; Don Filadelfo Gil, tenía una
Carpintería Mecánica; Don Amado Izquierdo y Don Santiago Gil administraban
sendas empresas de alquiler de vehículos; Don Julio Galán, una empresa de
muebles. Para Relojerías, la de Don Pedro Solana; Platería y Filigrana Artística,
la de Don Arsenio Moreno; una Prensa Hidráulica para la extracción de aceite y
orujos grasos, propiedad de Gutiérrez y Jiménez; Don Isidoro Oliva Terrón, un
Taller de Herrería….y otros muchos que se me pasarán porque no tengo noticia de
ellos.
Y bien, hasta aquí hemos llegado…que no,
señora, que no, que no me debe nada, que esto ha sido gratis… y que nadie se me
queje esta semana porque os he llevado de compras y sin gastaros un euro, ¿o
quizá debería decir una peseta?…y es que no hay nada más barato que poner a
funcionar la imaginación.
Mª José Vergel Octubre 2007
Escríbeme a la tierra
Aunque bajo la tierra
mi amante cuerpo esté,
escríbeme a la tierra
que yo te escribiré.
(Miguel Hernández)
Hay miércoles que parecen martes, y hace tiempo que
descubrí que los martes tienen música de tango. Lo que quiero decir con este arrebato
poético, es que en ocasiones la vida se nos pone un tanto sentimental y nos da
por llorar por los rincones.
Ya saben ustedes que soy una viciosa de los archivos
y los papeles apolillados y, rebuscando hace ya algún tiempo, di con una carta
de un soldado torrejoncillano al que como a otros muchos tocó irse al frente en
aquellos amargos años de la Guerra Civil.
La carta la encontré ya hace algunos años y les
confieso que lloré lo que no está escrito. Días atrás, sin buscarla
expresamente, he dado con ella de nuevo y las lágrimas han vuelto a aflorar.
Son cuatro letras que un soldado le escribe a su
esposa posiblemente a la luz tenue de alguna mala bombilla o de una vela medio
apagada, con un lápiz a punto de consumirse al que, de vez en cuando, humedecería
la punta con saliva. Las palabras se
esparcen por una cuartilla, sucia y amarillenta, de las que antes se utilizaban para escribir
cartas. En la carta, el soldado expresa su ferviente deseo de que al recibirla
la esposa se encuentre buena. Sólo le escribe a María para decirle que él y sus
paisanos han llegado bien y que están todos juntos. Se demora el soldado en la
despedida, que le de recuerdos a toda la familia en general, besos y abrazos
para sus queridos hijos y para la esposa, un abrazo muy fuerte de éste que la
quiere y nunca la olvida.
¡Cuántos sentimientos verdaderos hay encerrados en
esta carta tan sencilla, cuánta adoración por la esposa y cuánto cariño por los
hijos que queda atrás!
¡Cuánto dolor hay también en esta carta!
Dicen que el amor se crece en las circunstancias
adversas. Leyendo esta carta doy fe de que es cierto, que el amor va más allá
de las guerras e incluso de la misma muerte.
Me duele en el alma esta carta; sobre todo porque me
atrevo a asegurar que nunca llegó a su destinatario, a María; pues si hubiera llegado la carta no estaría
en el Archivo como es fácil suponer. En
realidad al soldado ni siquiera le dio tiempo a enviar la carta porque perdió
la vida en un fatal accidente; por eso la carta se guarda junto al acta de defunción
y otros documentos entre los legajos del Archivo Municipal de Torrejoncillo.
Me duele esta carta que María nunca recibió y se me
hace un nudo en la garganta al pensar cómo sería a partir de entonces su vida
sin el esposo soldado, sin poder tener ya el consuelo de las palabras escritas
en renglones torcidos que le llegaran del frente, sin poder recibir ya nunca
más los besos del esposo aunque sólo fuera a través del papel. Y veo a María
sola, criando a sus hijos, como legado hermoso del esposo soldado. María sola
escribiendo cada noche a su esposo a la tierra, haciendo saber con cada lágrima
lo que lo extraña. María necesitando de su abrazo en medio de la desgracia y de
la guerra.
Yo conocí a María, por eso me duele más esta carta.
Y os digo que María fue una mujer fuerte, que supo inventar fuerzas aún cuando
ya estaba exhausta para sacar adelante a sus hijos; y muchas veces, muchas,
cuando estuviera a punto de poderle el desaliento escribiría sus penas a la
tierra, morada última del esposo soldado.
Dime desde allá
abajo
la palabra te
quiero.
¿Hablas bajo la
tierra?
Hablo con el
silencio.
¿Quieres bajo la
tierra?
Bajo la tierra
quiero
porque hacia
donde corras
quiere correr mi
cuerpo.
Ardo desde allí
abajo
Y alumbro tus
recuerdos.
Mª José Vergel, Agosto de 2007
NOTA: Los versos que se intercalan en este artículo son de
Miguel Hernández, concretamente están recogidos en el libro Poemas
de amor de la Editorial Alfaguara.
Libro que recomiendo leer a todos los visitantes del Blog, sobre todo porque
remueve los sentimientos.
jueves, 26 de abril de 2012
Los poemitas que iré insertando en sucesivas entradas pertenecen a mi poemario Dauseda, publicado por el Centro Cultural "Blas de Otero" de San Sebastián de los Reyes, en su colección Nos queda la palabra.
Busco
el camino
hacia la luz
de los bosques
siempre verdes,
por las sendas
blandas de hojarasca.
Busco
el camino
hacia la luz
de los bosques
siempre verdes,
por las sendas
blandas de hojarasca.
DAUSEDA
No busquéis Dauseda en los mapas físicos, ni tampoco os fiéis del parecido que este nombre pueda tener con algún topónimo que os resulte cercano.Os diré, tan sólo, que Dauseda es un paraíso del alma donde sueñan las manzanas; tal vez sea Dauseda un paraíso que sólo exista en el alma del poeta que lo sueña o lo recuerda, aunque a través de estos versos quiera el poeta o el soñador , compartirlo con vosotros, mudos testigos de este sueño.
Mª José Vergel Vega
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