De vez en cuando, me gusta
perder la cuenta de los días y atesorar la ternura de las gotas de lluvia en el
frasco transparente de los recuerdos.
Me miro las manos,
conectadas al corazón, y siento que
guardan la dicha de esos días.
La vida se compone de
momentos, las más de las veces complicados, de digestión difícil. Pero hay
veces, que la vida te besa dulcemente en la boca y tocas el cielo.
Cristo Rei puso a mi alcance
el cielo de Lisboa. Todo se detuvo. Sientes que flotas, que vuelas, y te dejas
llevar confiada por el viento…y manos invisibles te acarician y te dejas besar
por todas las bocas dispuestas a dar besos.
El cielo de Lisboa huele a
canela y al canto de las campanas en Alfama. Alfama… Las campanas en Lisboa
suenan diferentes…alguien dijo escuchar sones de fado…¡tenía tan verdes los
ojos…!
Y, entonces, te das cuenta
de que existe la primavera, y vuelas…y vuelas… y eres también ese velero de
velas blancas que surca el Tajo, inmenso, dejándose llevar por el arrebato
caprichoso del viento…
Cierro los ojos,¡ y es tan
mío el cielo de Lisboa!
Abro los brazos y dispongo
mi corazón para que todo lo que estoy sintiendo quede adherido a su latido.
Y sé que mi camino y mi
meta, no son otros que vivir desde el sentimiento, y tener tiempo para lo que
realmente importa, que es buscar la manera de ser felices y hacer felices a los
demás. Y esa felicidad, no lo dudéis, se encuentra escondida en un paisaje, en
las formas caprichosas de las nubes, en los caminos infinitos que construyen
hormiguitas multicolores en el puente veinticinco de Abril, en la sonrisa de
quien se siente cómplice de todo cuanto te conmueve, en los brazos inmensos de
Cristo Rei, en el objetivo preciso de la cámara invisible de Elvirita…
¡Shhhh…! En el interior de
esa cámara dormirá para siempre un pedacito del cielo de Lisboa, y nos
recordará que la vida puede ser maravillosa, sólo hay que salir a buscar esos
momentos hermosos y hacer una remuda en el cuerpo y en el alma.
¡ Y sonríe, ya los inviernos
se encargan de inventarnos la tristeza; pero ahora sabes que es primavera…
primavera, y para siempre…para siempre tendrás a mano un cachito do céu de
Lisboa, del cielo de Lisboa…por si las
penas!
Mª José Vergel Vega
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