martes, 16 de enero de 2018

A la búsqueda del grial


"Escribir es buscar", dice Javier Sierra en El fuego invisible, un libro que desde estas lineas recomiendo.
También la vida, que amamos y odiamos a partes iguales, por la que cada día nos levantamos y caemos hasta setenta veces siete, es búsqueda.
Escribir, vivir: buscar en suma. Buscamos ser dueños de nuestra existencia, poder decidir cómo redactar el relato de nuestra vida. Buscamos la capacidad de crear lo que nos rodea, a nuestra imagen y semejanza.
Es posible que la vida dependa de cómo la soñemos cada uno, pero sobre todo depende del poder de la palabra. 
No hay arma más poderosa que la palabra. Ella posee la potestad de crear el mundo, aunque haya más "nada" que "algo" en eso que llamamos realidad.
El escritor, creador de realidades, merced al poder de la imaginación y la palabra, sabe que necesita domeñar a una y otra, para convertirse en el ser de luz capaz de soñar y crear nuevos mundos en los que echar a rodar la vida que se ha ido gestando en su interior o que las musas han tenido el descuido de poner ante sus ojos y sus manos. Él sabe que cuando conecta con el reino de la inspiración, conecta con la vida verdadera: "En ese momento surge un fuego, un ardor invisible, que te enciende por dentro". El creador de nuevos mundos sabe que la felicidad, esquiva y efímera, tiene que ver con que "aprendas a dirigir bien tus sueños".


Pero  no es nada fácil buscar y encontrar la inspiración, sorprender a las musas en un renuncio y ponerlas a tu servicio. Las musas, esas caprichosas a las que les gusta jugar a escondernos las palabras entre su pelo revuelto de hojas y otras reliquias del tiempo. Quizá les parezca un atrevimiento por mi parte, pero tengo la sospecha  de que las musas y la inspiración nos habitan, ocupan algún rincón de nuestro ser. Nos corresponde a cada uno emprender una búsqueda interior, viajar a nuestras simas, allá donde las arañas tejen los sueños que creíamos imposibles. Justamente ahí nos está esperando la inspiración, el capricho de las musas para legarnos  las ganas de contar. Esa visión "es como ese caldero mágico de los antiguos cuentos de este país que se lleva por sí mismo y es capaz de colmar tu apetito y tus deseos durante toda la vida. Sólo tienes que encontrarlo y asegurarte de que nadie te lo robe. Cuando lo hagas, ése será el grial personal que te alimentará siempre".
Habremos de buscar lo intangible, porque ahí se encuentra "la simiente de todo lo visible". Tengamos siempre presente que todo lo abre la llave maestra de la palabra. Cada cual está en su derecho de utilizarla para reescribir su propia vida.Y para ello, es posible que haya que atreverse a infringir las normas que las sombras oscuras nos dictan para encadenarnos.
Buscar la luz que nos alumbra por dentro habrá de ser nuestro empeño. No son tan frágiles nuestras alas, ellas nos permitirán remontar el vuelo cuando nos acechen los devoradores de sueños: "¿Es que acaso necesitamos siempre buscar lejos esa luz para percatarnos, extenuados o quizá muertos, de que siempre lo tuvimos dentro?
Por obra y gracia de la palabra, todos poseemos en nuestro interior un fuego invisible que jamás se extingue, y que nos lleva a buscar la luz y a combatir, sin miedo y con convencimiento, a los devoradores de sombras. Ahora bien, sólo si nos empeñamos, brillará esa luz, ese grial sagrado que cada cual llevamos dentro y que nos hará seres luminosos, capaces de conquistar nuestro cachito de cielo en mitad de la tierra.
Mª José Vergel Vega

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