martes, 8 de mayo de 2012

Reconozco
en los campos 
amarillos del trigo,
la Dauseda
de los días azules,
lentos, de la infancia,
en los que las manzanas
poseían el don
de detener el tiempo.

1 comentario:

  1. Ay mi pequeña Eva, además del gusto por el llanto también me coserva el delirio por la manzana del pecado.

    Al infierno irás de cabeza ;-))

    Besitos de manzana.

    ResponderEliminar