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"Escribo para que me quieran más (Gabriel García Márquez) |
Los dioses que pueblan el cielo de Macondo decidieron que te
fueras en Jueves Santo.
Yo, si fuera posible negociar mi muerte, pediría irme como
Gabo, un día de pasión repleto de flores y con un sol de justicia. No quiero
que la muerte me lleve triste ni con frío.
Siempre hay un más allá para los que como él pusieron la
magia de la palabra en esta realidad que
necesitamos cambiar a toda costa. Siempre espera un paraíso donde no hay
tristeza ni dolor, sino vida en abundancia.
Allá en el cielo de Macondo, Gabo seguirá teniendo la bendita
manía de contar, de escribir por años sin término.
Estuvo destinado a ser cronista de cuanto pasaba, real o
imaginario. Lo supo el mismo día de su nacimiento; un día en que caía un
generoso aguacero sobre Aracataca. Al bebé hubieron de librerarlo del cordón
umbilical que traía liado al cuello, signo inequívoco de que la vida no es un
regalo fácil de llevar. Las mujeres de la casa corrieron a bautizarlo con agua
bendita.Se llamará Gabriel, le dijeron, “el que trae la fuerza y el amor de
Dios”.