El arte utiliza caminos
diversos para ayudarnos a realizar nuestra lectura particular del mundo.
Aprovechando esta estación
otoñal que nos conduce a la calma y nos permite reconectar con nosotros mismos,
nos fijamos en la obra de una pintor renacentista, que revolucionó
absolutamente la pintura de su época: Giuseppe Arcimboldo (Milán 1527-1593).
Arcimboldo es uno de los más
grandes representantes del «Manierismo» ─estilo de transición entre el
Renacimiento y el Barroco, artificioso y exagerado─. Ejemplo de este estilo son
las «cabezas compuestas» de Arcimboldo, retratos de gran originalidad formados
a partir de la combinación de frutas, semillas, flores y otros objetos
cotidianos.
Mis grumetes aprendices de
2º y 3º Ciclos de Primaria en la actividad de Fomento de la Lectura, cogieron
un pulado de frutas y hojas otoñales y allá que se lanzaron a diseñar sus
propios «arcimboldos».
El resultado de esta osadía
han sido unos retratos bien curiosos que podéis visitar y admirar en el pasillo
de la Biblioteca.
Cuando desatamos la
imaginación, dejamos libres todas las criaturas que nos pueblan.
¿Será verdad que somos lo
que comemos?
Arcimboldo era un pintor
de la escuela manierista.
Italiano,
de Milán,
fue un gran renacentista.
De pequeño, con su padre,
se inició en las vidrieras,
palacios y catedrales
decoran Italia entera.
Famoso pintor de corte
de grandes emperadores,
todos se lo disputaban
y lo colmaron de honores.
Buscaba la inspiración
en flores, frutos, semillas,
que enseguida convertía
en alguna maravilla.
Podemos ver «arcimboldos»
en museos muy famosos,
en la Uffizi y en el Louvre
nos esperan misteriosos.
Sus cuadros son puro juego,
míralos con embeleso.
Nada es lo que parece,
Arcimboldo es bien travieso.
Estaba empeñado en ver
más
allá de los objetos;
por arte de pareidolia
transformaba sus bocetos.
Fue un artista artificioso,
que todo lo trastocaba:
melocotones en ojos
y las bocas en guayabas.
Aquí te propongo un juego
si te quieres divertir:
coge frutas de un frutero
y mezcla con frenesí.
Verás que no es poca cosa
el retrato conseguido.
Por el sendero del arte,
ya caminas decidido.
Mª José Vergel Vega

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