jueves, 26 de septiembre de 2024

La sombra de Peter Pan

 




Acababa de dormirme y allí estaba él, en medio de un sueño, pidiéndome que le diera unas puntadas a su descosida sombra. Le dije que cómo se le ocurría, que las chicas no estamos en este mundo para ir por ahí remendando sombras de nadie.

Por la forma en que me abordó, me di cuenta de que Peter seguía siendo un mocoso sin escrúpulos y que no había aprendido nada de nada; y en su misma cara le dije que me daba vergüenza confesar que un día me había dado de tortas con Wendy por él.

Le solté que era un panoli, que conmigo no le funcionarían las amenazas, y que, o se remendaba su sombra con sus propias manos, o pregonaba a los cuatro vientos por qué no había crecido nunca y seguía siendo un niño consentido y maleducado. Todo el mundo se enteraría que lo desterraron a Nunca Jamás porque pretendía que Wendy estuviese todo el santo día hecha una esclava, aguantando sus aires de machote.

-¡Mira, Peter, si quieres tu sombra, cósetela y madura, guapo, madura de una buena vez!

Mª José Vergel Vega
Relato publicado en 2009 en Matarratos Vía Igualdad

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