domingo, 6 de septiembre de 2015

Palabras para Charo

Detalle portada Dama Luna de Charo Alonso
Fotografía de Mª José Vergel Vega

¡Qué de recuerdos se me agolpan, querida Charo, leyendo tu Dama Luna!
Es el campo que me llega a borbotones, el caminar sobre los charcos, el desgranar cada noche, al calor de la lumbre,  bolas de algodón, que nos agrietaban los dedos. Me llegan nítidas las voces de los abuelos contando viejas historias y todo, todo lleno de la blancura del algodón.
Y no sé por qué esta Dama Luna me lleva hasta el "cuatrolatas" del abuelo, que me producía una mezcla de emoción, de miedo y revoltura en el estómago. Yo no quería montar en aquella nave del demonio, prefería acomodarme con la abuela  en aquel burro zancajosu  que nos trasladaba , a duras penas, al pueblo.
Entre las lineas de tus palabras tan hermosas, aparece y desaparece, como por ensalmo, aquella niña de trenzas largas y tirantes, con las rodillas raspadas de jugar entre las peñas, porque todos  decían que era un poco marimacho.
He leído tu Dama Luna a pequeños sorbos. He saboreado la ternura, la pasión, el dolor, el amor y el odio, la vida y la muerte, el qué dirán y las ansias de libertad...
Inés  Luna me ha hecho más llevadero este tórrido verano en esta Extremadura reseca en que sentía precipitarme por el abismo del hastío, de la desesperanza por la tierra arrasada por los rayos del odio que no cesa  y llega para  incendiar paraísos y almas.  Hasta este retiro de mar y caracolas llegan cenizas que se clavan como esquirlas en mi pequeño corazón ornado de algas.
"La vida es más fuerte que nosotros a pesar nuestro". La vida gira y a veces nos enreda con sus malas artes, en los hilos  enmarañados de su madeja. Entonces sentimos que no hay escapatoria y nos resignamos a nuestra mala suerte, a lamentarnos, a perdernos aún más en su laberinto.


Siempre la vida nos ofrece su cáliz y, siempre, de alguna manera, tenemos miedo de apurarlo hasta la última gota. Sentimos que se nos va como agua  entre los dedos y nos reconocemos cobardes y faltos de agallas para agrrararla por los cuernos; porque, por momentos, la vida, resopla y embiste como un toro, y así hay que enfrentarla.
Hacía tiempo que hasta este retiro de mar y caracolas no llegaba la luz de la palabra. La lectura de Dama Luna me ha hecho reencontrarme de nuevo con la virginidad del papel en blanco, con la paciencia perdida con las musas que arrasaron, impávidas, con el cofre donde guardo los instrumentos necesarios para llenar el libro de la existencia.
Por momentos, me recorre una sensación de frío, de desear que los brazos imponentes de la vida me rodeen con fuerza la cintura. Con el libro de la vida de Inés Luna bajo el brazo,  echo a nadar por el camino que me lleva de nuevo al paraíso reencontrado de la infancia, de la risas que necesito para cultivar este futuro tan incierto en que lo humano está dejando paso a lo que de  incivilizado tiene el hombre.
Pero siempre, querida Charo, encontramos un oasis en medio del desierto que nos está esperando para levantar nuestra casa.
Mª José Vergel Vega

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