miércoles, 31 de agosto de 2016

Septiembre y los pájaros



     Contemplo el tiempo detenido en las alas extendidas de los pájaros…
     Hubo un tiempo alegre y despreocupado en el que con los dedos tocabas el paraíso.
     Aún tenías sus manos, como escudos que te protegían, aún te envolvía su sonrisa…y nunca era demasiado tarde.
     En ese tiempo, las mañanas tenían el olor del pan recién hecho, y el mundo se presentaba ante tus ojos como recién creado.
     Guardabas el tiempo, prisionero, entre los poros inertes de la piedra…el tiempo que se hacía silencio…las horas que quedaban quietas en las esferas de los relojes.



     Luego vino un tiempo con filo de espada, y…como guerrero enfurecido fue entrando a saco en los jardines, apuñalando los torsos desnudos que los muchachos exhibían al caer la tarde.
     De pronto, enmudecieron las sirenas y las botellas se vaciaron de mensajes…y nos fuimos quedando náufragos… vacíos de palabras.
     Atrás quedó definitivamente aquel tiempo de cerezas en que nos bebíamos de un sorbo las tardes…¡ Qué lejos los días de vino y rosas en los que bebías la miel de su boca! Sólo te queda un dolor de mariposas mordiendo dulcemente la cintura…la añoranza del deseo agazapado detrás de cada gesto…
     Y una vez más sólo nos queda Septiembre con su música triste de tango.

     Septiembre…tango triste que gime en las alas extendidas de los pájaros.

Mª José Vergel Vega

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