miércoles, 11 de octubre de 2017

La miel de los días

"A mis hijos, hermanos y sobrinos, por ayudarme a  recoger , como abejita hacendosa, la miel de los días".

Hemos de saborear la miel de los días, esas pequeñas cosas que quedan fuera-gracias a los dioses de este mundo cambalache- de la primera página de los periódicos, que cada día nos aprietan el corazón a la hora del desayuno dejándonos, abandonados, al borde del colapso.
Hemos de refugiarnos en pequeñas cosas como la vida en familia, ese andar despacio para sentir deprisa. Cosas tan sencillas como el agua, tan escasa este otoño, resbalando entre los dedos.
La vida, sólo a veces, nos ofrece sus frutos más dulces; esos frutos que también a veces, más de las que pensamos, se esconden detrás de las espinas.
Hemos de saborear la miel de los días para dejar atrás la náusea de estos días de banderas y puños en alto, que apenas nos quedaban aire para respirar.
Justo cuando escribo estas lineas son las tres de la madrugada y pienso qué distintas suenan las horas en el refugio cierto de la sierra, esas campanadas ponen en el alma todo el silencio de las montañas.
¡Qué descansada y consciente vida la del que huye del mundanal ruido, lejos de los titulares antipáticos del día a día, lejos del papel cuché de personajes por los que, desgraciadamente, no resbala la miel de los días!

Mª José Vergel Vega

No hay comentarios:

Publicar un comentario