lunes, 12 de diciembre de 2022

Torrejoncillo en el Siglo XVIII de Antonio Alviz Serrano

 

                                                               Foto de Ricardo Rodrigo

Uno de los eventos culturales más importantes, al menos desde mi punto de vista, es el de la presentación de un libro. Y lo es porque se da ese juego de toma y daca entre autor/lector, pues aunque sea ya un tópico la expresión, la obra de arte no está completa hasta que no la hace suya el receptor de la misma, en este caso nosotros potenciales lectores.


El presentar un libro de Antonio Alviz, al que todos conocemos, se está volviendo ya una costumbre placentera y necesaria. No se me ocurre mejor fecha para presentar esta nueva criatura de nuestro cronista oficial: Torrejoncillo en el Siglo XVIII. Este tiempo de Encamisá, entre otros muchos sentimientos, nos despierta el sentido de identidad y pertenencia a este pueblo tan rico desde tantas vertientes: artesana, folklórica, patrimonial, social, histórica...Identidad y pertenencia a la CULTURA con mayúsculas de este bendito pueblo.


A Antonio Alviz, autor de esta nueva entrega de nuestra historia, tenemos que agradecerle muchas cosas, y aunque él me advirtió que nada de halagos, al César lo que es del César. Antonio ha tenido por oficio el de “profesor de Francés”, por lo que somos muchos los que tenemos que agradecerle que nos enseñara, más allá de la Gramática y otras disciplinas lingüísticas, a amar esa hermosa lengua.


No menos importante es su faceta como amante de la historia y la intrahistoria de su pueblo. Me atrevo a decir que ha dedicado toda su vida a escudriñar en nuestro pasado para descubrirnos la riqueza histórica que alberga Torrejoncillo, historia que fue protagonizada por torrejoncillanos y torrejoncillanas que han ido labrando lo que ahora somos y representamos en nuestra historia presente, porque nosotros tsambién estamos escribiendo la historia de Torrejoncillo. Esto también tenemos que agradecérselo a Antonio de manera muy especial, pues han sido muchos días a solas entre el silencio de los archivos, descifrando legajos, dejándose hablar por lo allí escrito, interpretando, escribiendo, corrigiendo de manera incansable. Antonio sabe que en cada rincón de esos archivos está a salvo lo que un día fuimos, esa identidad y esa pertenencia a las que aludíamos al principio. Solo hay que tener paciencia y entusiasmo e ir a buscarlas.


Que los torrejoncillanos y torrejoncillanas del siglo XXI sepamos hoy los importantes hitos históricos que atesora nuestro pueblo, lo debemos al trabajo infatigable de Antonio.

Son ya varios los trabajos que merecen estar en un lugar especial en nuestras casas. A ellos podemos acudir para no perder de vista la importancia de saber de dónde venimos para emprender con dignidad las bifurcaciones del camino. Tucídides decía muy acertadamente: “La historia es un incesante volver a empezar”.


Entre esas joyas escritas por Antonio Alviz, aunque seguro que todos los presentes las conocéis de sobra, están: En Torrejoncillo con Jenaro Ramos , libro al que tengo un cariño especial, Crónicas de un torreoncillo, Torrejoncillo en el siglo XVI, Torrejoncillo en el siglo XVII y este que hoy nos va a presentar su autor: Torrejoncillo en el siglo XVIII.


Antonio nos trasladará esta noche al Siglo XVIII, un siglo al que las crónicas se refieren como de recuperación y reformas, no en vano es llamado el Siglo de la Ilustración o de las Luces.


En nuestro pueblo es el siglo en el que se gestó la fama que ganaron los paños torrejoncillanos, aunque, como dice la copla, en otros lugares le pusieran más brillo y finura. Los nuestros eran más bastotes, pero tenían un empaque que los hacía durar casi , o sin casi, de por vida.

Es el siglo de la importante labor llevada a cabo en Torrejoncillo por el Hospital Franciscano.

Es el siglo de la aceleración demográfica.

Es el siglo de los conflictos con Coria, refiere al autor que Torrejoncillo no soportaba ser “ pedáneo, aldea, suburbio o socampana” de nadie. Siempre tuvimos, y tenemos,genio y figura.

Es el siglo de las cofradías, nada menos que dieciocho adscritas a la parroquia y ermitas. Una parroquia que terminó por convertirse en este siglo en un templo hermoso, maravilloso. Hoy podemos decir orgullosos que es un BIC con todas las de la ley.


En definitiva, queridos lectores, este Torrejoncillo en el siglo XVIII, encierra hechos históricos y personajes en los que merece la pena detenerse a leer con tranquilidad, saboreando cada capítulo, concediéndonos la licencia de viajar hasta aquel tiempo en el que Torrejoncillo se fue haciendo un lugar importante en la historia de Extremadura y en la de España.


lunes, 25 de abril de 2022

LIBROS, CAMINOS, DÍAS...

 





A veces, solo a veces, las cosas pasan como una se imagina.

Por fin, este 2022, ha sido el año en que hemos podido disfrutar de un Día del Libro que se ha estirado durante seis días intensamente vividos.

La Plaza Mayor y el bonito banco violeta que siempre nos espera a la puerta de la Casa de Cultura de Valdencín, nos sirvieron de escenarios para llevar las palabras, que otros habían escrito para nosotros, a la calle. Es hermoso ver cómo el viento las lleva de unos oidos a otros, y cada uno las va haciendo suyas a su manera.

En nuestro corazón, como un temblor de mariposa o unas cosquillitas de ala de libélula, se han quedado las historias que Margalida Albertí contó para chicos y grandes. Bichos, cuentos tradicionales,mitos, historias de otros tiempos perfumadas de tomillo y espliego y la eterna sonrisa de mamá Pepa que sabe mucho de lo narrado.

He de confesar que fue emocionante compartir tablas con los niños que leyeron y mostraron orgullosos sus relatos ganadores. La magia se palpa en un escenario lleno de niños. Todo lo impregna su frescura, esos nervios que les asoman a los ojos en forma de sonrisa, las manos temblorosas al coger el papel, la voz que, de repente, se va quedando muda hasta que de nuevo remonta y cascabelea en nuestros oídos.

Desde estas lineas quiero pedir disculpas por no haber estado con los niños y niñas de Valdencín y haber disfrutado con sus relatos. El ajetreo de estos días me pasó puntualmente factura y me impidió acudir a esta importante cita. A veces, solo a veces, una quiere y no puede.

Cecilia Bruno, educadora social comprometida profundamente con su profesión, llegó como el ángel que es, acompañada de un ser entrañable, su “Tía Esther”, a la que los usuarios del Centro de Día “María Libertad” no hacían más que gritarle “guapa, guapa”. Ambas hicieron que afloraran poemas y recuerdos. Ciertamente, como recalcaron estas dos mujeres hermosas, el libro más importante es el que escribimos cada uno con nuestra propia vida; es aquel que cuando la memoria se nos muestre cansada, ahí estarán otros para recordar lo vivido. La vida, el existir, ha de ser un camino compartido.

Con pan y vino se anda el camino”, dice un refrán castellano. En este caso, fue un aromático café y unos dulces hechos con manos amorosas, las de la Asociación Amas de Casa, los que acompañaron nuestra lectura en la Biblioteca Municipal. No hay nada como compartir viandas y lecturas en torno a una mesa. Que la palabra nos acompañe y nos guíe, que ella sea faro que nos alumbre en las zozobras cotidianas.

Un “Día del Libro” como mandan los cánones ha de tener, por fuerza, la presentación de alguna nueva criatura literaria. En esta ocasión, “El guardián del Prado”, vino de la mano de Juan Carlos Rivas, torrejoncillano de corazón afincado en Coria. Su presentación fue un alegato de amor hacia nuestro pueblo y sus gentes. Los allí convocados nos fuimos con su libro bajo el brazo, dispuestos a sumergirnos en una historia sobre mueseos, cuadros robados y el eco de la Guerra Civil latiendo entre sus páginas. Tan embebida estaba una en las palabras de Juan Carlos, que casi se me olvida entregarle el obsequio que ofrecemos a cuantos, altruistamente, pasan por nuestra Casa de Cultura:barro y dulces , esencia de lo que fuimos, somos y seremos en este bendito pueblo moldeado por las manos de los artesanos.

Y, como no podía ser de otra manera, pues aquí somos teatreros hasta decir basta, culminamos esta Semana del Libro 2022, con una comedia de enredos con música en directo: “El juego de los embustes”. Pese a ser vísperas de romería, hubo quien se acercó a disfrutar de cuatro alocados cómicos que tan pronto eran lo que decían ser, como dejaban de serlo y eran otra cosa. Merece extraordinariamente la pena acudir al teatro para que la cabeza se te llene de una algarabía de pájaros trinando aquí y allá.

Y presidiendo todos los actos, como embajadora de bienvenida a todos cuantos han querido acercarse por nuestra Casa de Cultura a disfrutar de esta semana llena de emociones, una exposición que nos ha envuelto en el halo misterioso del romanticismo a través de los evocadores versos de Carolina Coronado, a los que tan bien se adaptan los dibujos de Borja González y Alejo Bueno. Gracias al Plan de Fomento de la Lectura de Extremadura por convertir nuestro hall en una sala de exposiciones abierta de manera gratuita a cuantos tengan a bien visitarla.

Gracias emocionadas a los que habéis hecho posible esta Semana del Libro que, sin duda, quedará allí donde cada cual guarde las cosas del querer.

Mª José Vergel Vega

jueves, 7 de abril de 2022

Pétalos, pétulos

 



A mis niños de 4 años les encanta rimar. Para celebrar el Día de la Poesía compuse este poema usando las aportaciones de los alumnos. Isabel, Leo, Zoe y Alejandro son unos poetas natos. Fue Alejandro, muy apañado él, quien puso el título: "Pétalos , pétulos".



Un poema de colores

nos ayuda a ser mejores.

En mi precioso jardín,

las flores salen sin fin.


¡Verde, que te quiero verde,

el que no rime, pierde!


Pétalos, pétulos traemos

que de rimas llenaremos.

De color rosa, ella se posa:

aquí esta la mariposa.


¡Verde, que te quiero verde,

el que no rime, pierde!


Morado llega con el viento,

he aquí Don Pensamiento.

¡No queremos flores negras,

nos recuerdan a la guerra!


¡Verde, que te quiero verde,

el que no rime , pierde!


El ratoncillo Pepillo

se pirra por el amarillo.

¡Sube pronto al naranjel,

no tardes mucho, Isabel!


¡Verde, que te quiero verde,

el que no rime, pierde!


¡Pintemos el cielo azul

como un vestido de tul!

Dibuja una nube blanca,

justo encima de la granja.


¡Verde, que te quiero verde,

el que no rime, pierde!


Aleja el gris de la tristeza,

¡sonríe, no te de pereza!

Pétalos, pétulos trajimos,

mucha rimas escribimos.


¡Verde, que te quiero verde,

el que no rime, pierde!


Mª José Vergel Vega



martes, 8 de marzo de 2022

Soy mujer (Manifiesto 8M)




Un año más volvemos a salir a la calle para reivindicar, para seguir incidiendo en la lucha por el más importante de nuestros derechos: ser libres e iguales, sin brecha de género.

Las mujeres no serán iguales fuera del hogar mientras los hombres no sean iguales dentro de él”. Importante reflexión que nos dejó hace tiempo la activista del femimismo Gloria Steiman. Reflexión que no puede ser más cierta, porque mientras no haya igualdad en nuestros hogares, no la habrá de puertas para afuera. Todas y todos deberíamos compartir esta obviedad, pues nos pondría en el camino hacia la igualdad real.

Salimos a la calle para sembrar palabras de esperanza, para repetirnos hasta el hartazgo que querer es poder, para visibilizar que somos parte importante del mundo, para rasgar el oprobio al que se nos ha sometido durante siglos.

Soy mujer y grito, exijo mi presencia en los asuntos del mundo.

Soy mujer y lo que pienso, cuenta. Soy mujer y lo que hago, puede cambiar el mundo.

Soy mujer y no tengo miedo a trastocar el girar del universo, si con ello estoy contribuyendo a construir un mundo más justo, más digno, más habitable, más humano.

Soy mujer y soy marea, porque guardo en mí a todas y cada una de las mujeres. Una y todas en dulce y necesaria armonía de sororidad.

Soy mujer y defiendo la dignidad de los trabajos invisibles. Defiendo las manos de quienes se olvidan de sí mismas y se dan como un regalo a los demás.

Soy mujer y me atrevo a denunciar la violencia machista. Rechazo las manos de quienes son heraldos de muerte y de sombra.

Soy mujer y denuncio que siete de cada diez empleos a tiempo parcial tengan rostro femenino, que no exista aún un reparto de tareas equitativas en muchos hogares y en muchas familias, que no se haga lo suficiente para romper el techo de cristal y favorecer el liderazgo de las mujeres en la toma de decisiones.

Soy mujer y me duele el horror de la guerra, el que están sufriendo muchas de mis hermanas en Afganistán, Yemen, Corea del Norte, Venezuela, Siria, Palestina, Ucrania. Vuestro dolor es mi dolor.

Soy mujer y me sumo al lema de Naciones Unidas: “Igualdad de género hoy para un mañana sostenible”, y solicito la cooperación entre hombres y mujeres para construir una sociedad mejor.

Soy mujer y os invito a creer en el feminismo, a no olvidar a las que sufren, a las que se creen solas ante el dolor.

Soy mujer y sé que soy capaz de romper cadenas.

Soy mujer y soy fuerte, porque estoy hecha de retazos de esperanza y libertad.

M.ª José Vergel Vega

Torrejoncillo 8 de Marzo de 2022






viernes, 4 de febrero de 2022

Cosas que detesto

 



Detesto la luz cuando me invade la tristeza.

Detesto el grito si me abraza el silencio.

Detesto los ojos que miran sin verme.

Detesto los labios que besan como escarcha.

Detesto la vida cuando no es verdadera.

Detesto las manos que aprietan como garras.

Detesto soñar cuando no estoy despierta.

Detesto darme por vencida sin presentar batalla.

Detesto las frases hechas, la palmada en la espalda.

Detesto olvidar el lugar de donde vengo.

Detesto tropezar, perder el norte.

Detesto la rabia asomada a los labios,

las palabras que no pasan por el corazón,

la miel perdida de los recuerdos.

Detesto meter la vida en la maleta.

Detesto los trenes que no esperan.

Detesto las estaciones cerradas,

el mundo que gira a su manera.

Detesto olvidar los nombres

de quienes cayeron por el camino.

Detesto las flores en las cunetas,

el insoportable barranco del olvido.


Detesto no ser yo cuando me detesto.

Mª José Vergel Vega