Hace unos días me preguntaba alguien por el guión de Versos de amor heridos. Aquí está el germen de aquellos Versos...que para mí son muy especiales.
( Este sueño
comienza con el rumor del agua de la
lluvia que se escucha tras el balcón abierto; para enlazar con la canción de El
Barrio con una voz de niña que invita al poeta a soñar, estaría bien que Esther
cantara la parte cantada.
Miriam,
vestida ya para bailar, estará sentada ante un tocador, retocándose,
peinándose, poniéndose flores en el pelo…los movimientos que haga deben ser
sumamente delicados, como si estuvieran sucediendo en un sueño.
Otra mujer,
que apenas se moverá a lo largo de la pieza, mira a través de un balcón abierto un sueño
que se antoja muy, muy lejano. De vez en cuando pone sus ojos en un viejo
álbum, ajado, en el que parece tener encerrados los recuerdos. El balcón es un
balcón soñado, por lo que en el escenario estará conseguido por una telas
vaporosas.
Mientras suena
la canción, el poeta, como una sombra, va saliendo a escena para colocarse en
una esquinita del escenario; lo ideal sería que se colocara en el otro extremo
del balcón. Tras él van entrando las
figuras del que vamos a llamar “Coro” y que se colocarán de manera adecuada en
el escenario. Todo ello debe hacerse con suma delicadeza, por lo que en el
escenario deben entrar como si fueran parte del sueño.
El proscenio
estará circundado de velas, la luz debe ser una luz intuida, muy tenue; eso sí,
cuando alguna de las figuras que están en el escenario hablen, canten o bailen,
puede hacerse una luz más nítida sobre ellas)
Federico (Mané): Siento que me van echando cadenas, que
a cada paso me van atando las manos. Quieren que mi corazón, amapola herida,
sangre.
Bailaora(Miriam): (Sentada ante el tocador, sigue con sus
preparativos) Guardo una
imagen de Federico en un viejo álbum de fotos, gastado de tiempo y de
recuerdos. (La mujer del balcón pasa las hojas del ajado
álbum y sueña…) Me miran unos ojos negros y profundos. Siempre supieron
sus ojos ver el corazón del hombre. Siempre deseé besar sus labios, que sus besos
convirtieran en alas mis brazos para bailar sus versos…
Mujer tras el
balcón(Mª José): Juré amarlo como si fueran a acabarse las
noches, como si alguien amenazara con prender fuego a los días…
Coro(Todas las figuras): ¡Yo quiero
herir contigo pájaros soñolientos! (Todo aquello que diga el coro debe ir
acompañado por expresión corporal, sin olvidar, que nunca dejan de estar dentro
de un sueño)
(
Dos de las figuras del coro se adelantan y son iluminadas para recitar el poema “Gacela
del amor imprevisto”. Le pondrán al recitado pasión y dolor, por lo que
esto no sólo ha de notarse al declamar, sino también en la expresión corporal.)(Este poema lo hacen July e Inma)
July: Nadie
comprendía el perfume
de la oscura magnolia de tu vientre.
Nadie sabía que martirizabas
un colibrí de amor entre los dientes.
Inma: Mil
caballitos persas se dormían
en la plaza con luna de tu frente,
mientras que yo enlazaba cuatro noches
tu cintura, enemiga de la nieve.
July: Entre yeso y
jazmines, tu mirada
era un pálido ramo de simientes.
Yo busqué para darte por mi pecho
las letras de marfil que dicen siempre,
Inma: siempre, siempre; jardín
de mi agonía,
tu cuerpo fugitivo para siempre,
la sangre de tus venas en mi boca,
tu boca ya sin luz para mi muerte.
Una
figura( Tomás). (Cuando habla
puede moverse por el escenario, pero de manera que no interfiera en la posición
de las otras figuras, debe de moverse de manera sutil, sin hacer el menor
ruido, utilizando la expresión corporal adecuada a aquello que dice) Yo quiero bajar contigo a la ribera de
los juncos, por debajo de las tejas amarillas; a la salida de las aldeas, donde
el tigre se come a los niños.
Una
figura(Almudena) :(Lo dicho para
la anterior figura servirá para ésta y para el resto de figuras) Quiero huir
de todo para irme con aquel muchacho que se come la fruta verde y mira cómo las
hormigas devoran al pájaro muerto por el automóvil.
Federico
(Mané): ( Federico puede ir aproximándose donde está Esther
y colocarse a su lado) Me
encontraréis junto a la madre que canta mientras duerme a su hijo.
Yo quiero ser aquella mujer hermosa,
de dulce rostro y que canta como si desde dentro escuchara las viejas voces
imperiosas de la sangre. Su canción como un chorro de agua, como un temblor de
hojas en verano…
Coro(Todas las figuras) ¡Por el sueño
del hijo galopan, trágicos, los caballos!
Cantaora
(Esther): (Canta la Nana
del caballo grande. Cuando acaba la nana, se oye un rumor increscendo de agua.
Federico, la mujer del balcón y la bailaora se tapan los oídos)
Coro(Todas las figuras): (En eco, dándole un aire telúrico) ¿Quién dirá, Federico, lo que guarda
el agua!
Una figura( Mara):
¡Ay
de aquel que quiera dejar el sueño, sus pies serán heridos por una navaja
barbera, por un cuchillito de plata que romperá su corazón en mil pedazos!
Una
figura(Pedro Luis): ¡Ay de aquel,
que cuando la luna lo acecha, deja que se ahoguen mariposas de sueño dentro de
la alberca!
(Dos
de las figuras se adelantan para recitar un fragmento de la huida de Leonardo y
la Novia de Bodas de sangre)
Leonardo
(Pedro Luis):
¡Qué vidrios se me clavan en la lengua!
Porque
yo quise olvidar
y
puse un muro de piedra
entre
tu casa y la mía.
Es
verdad, ¿no lo recuerdas?
Y
cuando te ví de lejos
me
eché en los ojos arena.
Pero
montaba a caballo
y
el caballo iba a tu puerta.
Con
alfileres de plata
mi
sangre se puso negra,
y
el sueño me fue llenando
las
carnes de mala hierba.
Que
yo no tengo la culpa,
que
la culpa es de la tierra,
y
de ese olor que te sale
de
los pechos y las trenzas.
Novia (Mara) : ¡Ay qué sinrazón1 No quiero
contigo
cama ni cena,
y
no hay minuto del día
que
estar contigo no quiera,
porque
me arrastras y voy,
y
me dices que me vuelva
y
te sigo por el aire
como
una brizna de hierba…
Coro:
(Todas las figuras) (Nueva
intervención del coro de manera premonitoria y telúrica) ¡Ay, triste luna, deja para el amor la rama
oscura! (Los
amantes que habrán terminado el poema abrazados son separados dolorosamente por
una fuerza invisible y poderosa, por lo que esto ha de notarse en la expresión
de sus cuerpos y de sus rostros. Aquí
Miriam podía bailar algo que le imprima pasión a esta parte, a ella se le
ocurrirá qué.)
Mujer
en el balcón(Mª José) ¡Nadie puede
escapar de los sueños, nadie puede cerrar el balcón a un rayo de luna, ni a los
recuerdos cuando el alma no puede ya con el peso del gigante del tiempo!
(Aquí se
recitarán unos versos del Romance de la luna, luna)
Bailaora(Miriam) Niño, déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.
Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.
Niño, déjame, no pises
mi blancor almidonado.
Una figura: (Inma) ¡Decid que vengan los gitanos, los
negros, los pobres, los oprimidos, los que sufren el silencio de las cunetas,
los que sienten que un avión les arde
justo en el hueco del ombligo, que vengan los que aman hasta sangrar de
dolor!
Coro: (Todas las figuras)(Coreografía
sencilla que vaya al recitado de la siguiriya. Quizá sería idóneo que Esther
cantara alguna siguiriya para añadir a la estrofa recitada por el coro.)
¿Adónde
vas, siguiriya,
con
un ritmo sin cabeza?
¿Qué
luna recogerá
tu
dolor de cal y adelfa?
Federico:(Mané)(Colocado ahora entre las figuras del
Coro, como solicitando clemencia y consuelo de ellas) ¡Dejad que el
duende me ascienda desde la planta de los pies! El duende del que hablo es
oscuro y estremecido.
¡Decid a las musas que se vayan, que entierren
de una vez su podrido corazón en la arena! (Se oye un rumor de agua que aumenta
por momentos. Federico no quiere oírlo.) Los que confían en las musas
sólo oyen voces, como un rumor de agua desbocada…Las musas sólo traen un falso
sabor de laureles.
Coro(Figuras masculinas): ¡Aquel que
confía en las musas es comido por las hormigas o puede aplastarle la cabeza una
gran langosta de arsénico! (Las figuras del coro dan vueltas alrededor de
Federico, como si estuvieran bailando una danza macabra)
Coro(Figuras
femeninas): ¡¡Poeta,
deja que el duende despierte desde las últimas habitaciones de la sangre!!
(Alguna de las figuras del Coro rescata
al poeta de ese aquelarre al que lo habían sometido y ambos recitan el soneto:
“El amor duerme en el pecho del poeta)(Este poema lo
harán Mané e Inma)
Inma: Tú nunca
entenderás lo que te quiero
porque
duermes en mí y estás dormido.
Yo
te oculto llorando, perseguido
por
una voz de penetrante acero.
Mané: Norma que
agita igual carne y lucero
traspasa
ya mi pecho dolorido
y
las turbias palabras han mordido
las
alas de tu espíritu severo.
Mané: Grupo de
gente salta en los jardines
esperando
tu cuerpo y mi agonía
en
caballos de luz y verdes crines.
Inma: Pero sigue
durmiendo, vida mía.
Oye
mi sangre rota en los violines.
¡Mira
que nos acechan todavía!
(Federico queda dormido dulcemente y
la figura vuelve a su sitio)
Una
figura: (July)(Mira hacia
donde está Federico y mientras dice el texto puede caminar hacia él.) Cuando llega el duende , la sangre abrasa, es
como morir aún estando vivo. El duende es un viento del desierto que te arroja
al rostro arena. Es parir con dolor aquello que el duende engendra en tu
interior. (Mientras dice esta última frase, la figura no deja
de mirar a Federico, por lo que se retirará caminando hacia atrás. Dirá esta
última frase como si estuviera recitando un conjuro) ¡Incluso moribundo, el duende arrastra por el
suelo sus alas de cuchillos oxidados!
(Canta Esther el Romance del Amargo)
Coro:(Todas las figuras): ¡El Amargo, el Amargo está en la luna!
(Al
escuchar esto Federico se pone de rodillas)
Federico
(Mané): Pero el duende no llega si no
ve la posibilidad de muerte, si no tiene la seguridad de que ha de mecer esas
ramas que todos llevamos y que no parará hasta arrancarlas. Porque para crear
es preciso morir, para amar es preciso morir, para luchar es preciso morir.
(Dos de las figuras recitan la “Casida
de la mujer tendida”, serán Tomás y Pedro Luis)
Tomás: Verte
desnuda es recordar la tierra.
La
tierra lisa, limpia de caballos.
La
tierra sin un junco, forma pura
cerrada
al porvenir: confín de plata.
Pedro Luis: Verte
desnuda es comprender el ansia
de
la lluvia que busca débil talle,
o
la fiebre del mar de inmenso rostro
sin
encontrar la luz de su mejilla.
Tomás: La sangre
sonará por las alcobas
y
vendrá con espada fulgurante,
pero
tú no sabrás dónde se ocultan
el
corazón de sapo o la violeta.
Pedro Luis: Tu vientre
es una lucha de raíces,
tus
labios son un alba sin contorno,
bajo
las rosas tibias de la cama
los
muertos gimen esperando turno.
Federico
(Mané) : El duende es
un viento que sopla sobre las cabezas de los muertos. Es un viento con sabor a
saliva de niño, de hierba machacada y velo de medusa que anuncia el constante
bautizo de las cosas recién creadas.
(Una de las figuras recita el soneto
“El poeta dice la verdad”, será Mara.)
MARA: Quiero llorar
mi pena y te lo digo
para
que tú me quieras y me llores
en
un anochecer de ruiseñores
con
un puñal, con besos y contigo.
Quiero
matar al único testigo
para
el asesinato de mis flores
y
convertir mi llanto y mis sudores
en
eterno montón de duro trigo.
Que
no se acabe nunca la madeja
del
te quiero, me quieres, siempre ardida
con
decrépito sol y luna vieja.
Que
lo que no me des y no te pida
será
para la muerte, que no deja
ni
sombra por la carne estremecida.
Mujer
en el balcón (Mª José) : Pero no es el
duende, es la muerte quien gime por los barrancos, es hora de estar con los que
sufren: Hay que dejar el ramo de azucenas y meterse en el fango hasta la
cintura para ayudar a los que buscan azucenas.
Federico
(Mané): Quiero abrazar en mí mismo a
todos los hombres. No quiero tener una vida eterna si no tengo en esta labios
de carne para besar la carne. Un hombre no debe ser una sombra, un hombre es
una mano que busca hacerse en otras manos, aunque sea un imposible.
(Una figura recita “Casida de la mano
imposible”, será Almudena)
Almudena: Yo no quiero
más que una mano,
una
mano herida, si es posible.
Yo
no quiero más que una mano,
aunque
pase mil noches sin lecho.
Sería
un pálido lirio de cal,
sería
una paloma amarrada a mi corazón,
sería
el guardián que en la noche de mi tránsito
prohibiera
en absoluto la entrada a la luna.
Yo
no quiero más que esa mano
para
los diarios aceites y la sábana blanca de mi agonía.
Yo
no quiero más que esa mano
para
tener un ala de mi muerte.
Lo
demás todo pasa.
Rubor
sin nombre ya, astro perpetuo.
Lo
demás es lo otro; viento triste,
mientras
las hojas huyen en bandadas.
Una figura (Mara) :
Me
avergüenzo del que no es hermano de todos y lucha por abstractos ideales con
una venda en los ojos.
Una
figura (Pedro Luis): Y vendrán
perros de plomo y le esposarán las manos…pero ellos no saben que su pluma es su
corazón, que seguirá pariendo versos, así le corten las manos de un tajo…
Coro
(Todas las figuras) : Por las
arboledas del Tamarit
han venido los perros de plomo,
a esperar que se caigan los ramos,
a esperar que se quiebren ellos solos.
Bailaora
(Miriam) : (Aquí, después de que Miriam diga el texto , iría
genial que bailara lo que crea conveniente. Cuando diga lo que a continuación
pondré, todo se detiene, el sueño es un cuadro mudo, pero lleno de dolor) ¡Criminales!
¡Váis a matar a un genio! ¡A un genio! ¡Criminales!
(Federico va
sintiendo sobre él todo el peso del mundo, pero nunca se sentirá un hombre
rendido, un hombre que ama tanto nunca
muere realmente, por mucho que la muerte se empeñe)
Federico
(Mané) : (El poeta se colocará en el centro del
escenario) Siento que me van echando cadenas, que van atando mis
manos a cada paso…quieren que mi corazón sangre y manen mis versos heridos como
un ramo de amapolas.
Coro
(Todas las figuras) : ¡Criminales!
¡Vais a matar un poeta! ¡A un poeta! ¡Criminales! ¡Pero nunca mataréis sus
versos de amor, heridos!
(Se oirá un suave rumor de agua que
hará que la mujer del balcón y el propio Federico sonrían tristemente)
Mujer
en el balcón (Mª José) : ¡Dejadle una
acequia para su muerte! ¡Una acequia con puentecillos de piedra y ojos que lo
contemplen…y altos pinos que cobijen a su alma!
Federico
(Mané) : (Ahora se oye con más nitidez el rumor
de una fuente) Mi cuerpo junto a la Fuente Grande y su continuo brotar
de lágrimas…Dejad una fuente para mi alma de niño y venid cada tarde a recoger
en el cántaro de vuestro corazón mis versos heridos de amor.
(Cuatro figuras recitan la “Gacela del
Niño Muerto” con un vaivén funerario, serán Tomás,
Mara, July e Inma.)
TOMÁS: Todas las
tardes en Granada,
todas
las tardes se muere un niño.
Todas
las tardes el agua se sienta
a
conversar con sus amigos.
MARA: Los muertos
llevan alas de musgo.
El
viento nublado y el viento limpio
son
dos faisanes que vuelan por las torres
y
el día es un muchacho herido.
JULY: No quedaba
en el aire ni una brizna de alondra
cuando
yo te encontré por las grutas del vino.
No
quedaba en la tierra ni una miga de nube
cuando
te ahogabas por el río.
INMA: Un gigante de
agua cayó sobre los montes
y
el valle fue rodando con perros y con lirios.
Tu
cuerpo, con la sombra violeta de mis manos,
era,
muerto en la orilla, un arcángel de frío.
Federico
(Mané) : (El poeta tiene
los ojos llenos de lágrimas, pero no está triste, sonríe incluso desde el
llanto) En mis ojos resuenan las palabras de Abu-l-Barakat:
¿Es mi alejamiento de Ainadamar quien detiene el pulso de mi sangre, quien hace
brotar un chorro de lágrimas del fondo de mis ojos?
Coro
(Todas las figuras) : ¡Criminales,
dejadle una fuente en la que su muerte se haga agua!
(Se oye el rumor de una fuente con
cierta nitidez)
Mujer
en el balcón (Mª José) : Ainadamar,
aguas que gimen con la tristeza de aquel que, esclavo del amor, ha perdido su
corazón…
(Federico y la
Mujer en el Balcón recitan el soneto
“Llagas de amor”)
Mª José: Esta luz,
este fuego que devora.
Este
paisaje gris que me rodea.
este
dolor por una sola idea.
Esta
angustia de cielo, mundo y hora.
Mané: Este llanto
de sangre que decora
lira
sin pulso ya, lúbrica tea.
Este
peso del mar que me golpea.
Este
alacrán que por mi pecho mora.
Mª José: Son guirnalda
de amor, cama de herido,
donde
sin sueño, sueño tu presencia
entre
las ruinas de mi pecho hundido.
Mané: Y aunque
busco la cumbre de prudencia
me
da tu corazón valle tendido
con
cicuta y pasión de amarga ciencia.
Federico
(Mané) : (Federico
cierra los ojos y sueña pájaros de otro tiempo. El Coro coreografiará el siguiente
texto) Ainadamar…Ahora
cantan los pájaros…Soy un hombre joven, vivo, con un chorro de amor quemando mi
cuerpo…Ainadamar…y la luna era bella y soñaba con poseerla…
Coro
(Todas las figuras) : ¡Criminales!
¡Dejadle siquiera el reflejo de la luna por el agua!
Federico
(Mané) : Pero no me dejaron verla, nunca
vi la luna sobre Granada…sólo la fuente lloraba mis lágrimas…(Suena el
rumor del agua de la fuente)
¡Ay,
Mariana, como tú,
a
la vera del agua,
sin
que nadie la viera,
se
murió mi esperanza!
(Federico se
deja caer de rodillas al suelo, la mujer que contempla desde el balcón ha de
gritar con fuerza al verlo derrumbado)
Mujer
en el balcón (Mª José) : ¡Pero no le
ciñáis la corona de mártir!
Bailaora
(Miriam) : ¡Dejad su sangre sobre el campo como rosado y
dulce lino donde claven sus azadas los
cansados campesinos!
(A partir de aquí la pasión debe ir in
crescendo y debe ser cada vez más dolorosa. Las figuras y el propio Federico
gimen estos versos del “Llanto por Ignacio Sánchez Mejías”.La bailaora podría
incorporar aquí una coreografía e implicar en ella al Coro. Esta parte final ha
de ser muy visual, muy plástica, por lo que sería interesante que hubiera una
simbiosis entre canto, danza y teatro. Durante este poema sería conveniente que
sonara el llanto desgarrado de una guitarra.)
Coro
( Todas las figuras) : ¡Que no quiero verla!
Federico
(Mané) : Dile
a la luna que venga,
que no quiero ver la sangre
corriendo sobre la arena.
Coro
(Todas las figuras) : ¡Que no quiero verla!
Federico
(Mané) : Que
mi recuerdo se quema.
¡Avisad a los jazmines
con su blancura pequeña!
Coro
(Todas las figuras): ¡Que no quiero verla!
Cantaora
(Esther) : La
vaca del viejo mundo
pasaba su triste lengua
sobre un hocico de sangres
derramadas en la arena,
y los toros de Guisando,
casi muerte y casi piedra,
mugieron como dos siglos
hartos de pisar la tierra.
Coro
(Todas las figuras) : No.
¡Que no quiero verla!
(Esther cantará aquí un ay…profundo y
desgarrado, que parezca que llora para dar pie al poema que recita a
continuación la Mujer en el Balcón, mientras el coro acoge al poeta. La bailaora puede estar bailando
mientras tanto)
Esther: (Este poema quiero que lo recite Esther y que cante
del mismo lo que crea conveniente o que le añada algo…)
¿Eres
tú
el que lloras?
En
el huerto
de
los claveles
te
encuentro.
¿Qué
quieres?
¿Aquel
recuerdo?
¡ Ay yayayay!
Aquel recuerdo
lo llevo bordado
en mi pañuelo.
Cuenta las estrellitas
que hay en el cielo.
¡Yo no puedo hacer por ti
más de lo que he hecho!
¿Eres tú
el que lloras?
(El coro lleva
a Federico al balcón donde lo acoge la mujer. Ambos contemplarán el viejo álbum
de fotos y sueñan… El Coro se vuelve a colocar en su sitio para emprender la
apoteosis final, Miriam recitará el poema con el coro, bailará lo que crea
conveniente, el coro deberá tener también una coreografía sencilla. El poema
del que hablo es la Elegía que escribió Antonio Machado a la muerte de
Federico.) (Se escucha el sonido de pisadas en la hojarasca)
Tomás: Se le vio
caminando entre fusiles,
por
una calle larga,
salir
al campo frío,
aún
con estrellas, de la madrugada.-
Mataron
a Federico
cuando
la luz asomaba.
Almudena: El pelotón de
verdugos
no
osó mirarle a la cara.
Todos
cerraron los ojos;
rezaron:
(Coro) ¡ni Dios te
salva!
Muerto
cayó Federico
-sangre
en la frente y plomo en las entrañas-
…Que
fue en Granada el crimen
sabed-¡pobre
Granada!, en su Granada…
Pedro Luis: Se le vio
caminar solo con Ella,
sin
miedo a su guadaña.
Hablaba
Federico,
requebrando
a la muerte. Ella escuchaba:
Federico
(Mané) :
Porque ayer en mi verso, compañera,
sonaba
el golpe de tus secas palmas,
y
diste el hielo a mi cantar, y el filo
a
mi tragedia de tu hoz de plata,
te
cantaré la carne que no tienes,
los
ojos que te faltan,
tus
cabellos que el viento sacudía,
los
rojos labios donde te besaban…
Hoy
como ayer, gitana, muerte mía,
qué
bien contigo a solas,
por
estos aires de Granada…
Coro
(Todas las figuras) : Se le vio caminar…
todos
cerraron los ojos:
¡ni
Dios te salva!
(Miriam bailará
aquí poniendo toda la pasión y el dolor del que sea capaz, echando mano de ese
duende que asciende desde las más oscuras habitaciones de la sangre. El coro
puede acompañar si ella lo cree conveniente. No sé si es mucho pedir, pero si
aquí participara Esther sería la leche. Después de esta apoteosis se hace un
silencio sepulcral y poco a poco se va escuchando el rumor del agua de la Fuente
Grande, Ainadamar. Federico y la Mujer siguen en el balcón. Esa mujer siempre
ha soñado con Federico, el sueño parece haberse hecho realidad…por eso,
Federico coge sus manos y ambos cierran el viejo álbum…hay un beso sensual pero
puro, un beso de sueño de esos que te besan el alma…se escucha más cerca el
rumor del agua de la fuente…termina el beso de una manera suave. Federico
enlaza a la Mujer por la cintura y ella mirando al público, sonriendo con dolor
y con dulzura dice:
Mujer
en el Balcón (Mª José) : Ainadamar…es
el agua quien me trae el recuerdo de tus ojos…es el agua quien me hace ver tu corazón…
Yo juré amarlo como si fueran a
acabarse las noches, como si alguien amenazara con prender fuego a los días…
Ainadamar…Ainadamar… Lágrimas que aún
lloran la sinrazón de los hombres.
(Sigue oyéndose
el rumor de la fuente y un canto lejano mientras se va quedando la escena en
semipenumbra)
Mª José Vergel Vega