domingo, 14 de enero de 2024

Romance del príncipe violinista

 



Les voy a contar la historia

de un príncipe singular,

que no tenía caballo

y nunca quiso reinar.

 

Aquel príncipe portaba

la corona de papel,

no vestía caras ropas

ni tripulaba bajel.

 

Era un príncipe sencillo,

virtuoso del violín,

llegaban sus serenatas

del uno al otro confín.

 

Un día se fue muy lejos

a tocar sus partituras.

Su reino, que no era reino,

enfermó de la amargura.

 

Entre Mozart y Beethoven

la vida se le pasaba,

ni se acordaba del reino

que sin él tan triste estaba.

 

Pasó el tiempo y llegó carta

una serena mañana.

Alteza: vuelva usted pronto,

mucho le echamos en falta.

 

Sus padres están muy tristes,

la pena les atenaza;

si usted no regresa en breve,

la muerte los arrebata.

 

Compungido quedó el príncipe

ante tamañas palabras,

metió el violín en su caja

y volvió de madrugada.

 

Cuando despuntaba el día

en todo el reino sonaba

la melodía más bella

que los siglos recordaban.

 

Sanó el rey, sanó la reina,

ya todo el reino sanaba.

Una dulce melodía

alegres los despertaba.

 

 

Y hasta aquí llega este cuento

del príncipe violinista;

ójala el mundo estuviera

gobernado por artistas.

Mª José Vergel Vega

No hay comentarios:

Publicar un comentario